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MORELIA, Mich., 31 de octubre de 2013.- En la Noche de Muertos no hay dolor ni nostalgia porque en la cultura tradicional mesoamericana no se conmemora a los muertos, sino que se da la bienvenida a las almas que los animaron en vida, recuerda la investigadora Gloria Leticia Días Envila.
La sensación de dolor y pérdida que suele asociarse a la muerte, y que está ausente de la visión y de las celebraciones indígenas, en Michoacán fue captada por un fotógrafo de primera línea poco conocido incluso en la entidad, señala la investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Se trata de Martiniano Mendoza, artista gráfico que dedicó su vida a atrapar con su lente la profundidad del dolor y la nostalgia que deja en los dolientes el tránsito a la “otra vida” de aquellos a quienes hemos amado entrañablemente, aseguró la entrevistada.
“Las fotografías de don Martiniano son dramáticas y están llenas de un dolor profundo, porque en ellas no sólo se retrata el cadáver del ser querido, sino el sentimiento de abandono, pérdida y soledad que queda en los deudos”, dice Días Envila.
De hecho, destaca, ése es uno de los propósitos del tipo de fotografía al que se dedicó en vida Martiniano Mendoza, que se le conoce como fotografía post mortem.
Se trata de “un género virtualmente desaparecido que se desarrolló por la gran demanda de personas de escasos recursos que trataban de conservar la imagen póstuma de sus seres queridos”.
Para la investigadora, las fotografías de este género que quedan tienen un gran valor histórico, muchas de ellas una elevada calidad artística y no pocas un elevado precio.
Señala el caso del Museo Soumaya que, luego de montar una amplia y representativa exposición en 2007, pagó varios miles de dólares por un par de originales que aún hoy exhibe al público.
La investigadora señala que los herederos de Martinano Mendoza conservan más de 5 mil negativos de fotografías post mortem de niños, jóvenes y adultos, volumen que difícilmente puede encontrarse en el mundo, destaca.
Considera que esa colección de fotografías tomadas entre 1930 y 1960 en la región del Valle de Zacapu podría ser una de las más grandes de América Latina
Existen un par de obras dedicadas al trabajo de Martiniano Mendoza, una de ellas es el documental llamado La muerte niña, producido y dirigido por Leticia Días y Paulina Sánchez en 1994, copia del cual puede consultarse en el acervo multimedia de Quadratín.