Galardonan a Sheila Montaño y Lucy Ponce por su aporte social
MORELIA, Mich., 18 de febrero de 2014.- Por cada 100 hogares en condiciones de pobreza multidimensional, 37 cuentan con una jefatura de familia femenina, en tanto que por cada 100 pesos que gana un hombre las mujeres sólo reciben 75, destaca un análisis del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) con motivo del Día Mundial de la Justicia Social, que se celebra este jueves 20 de febrero.
De acuerdo con ese trabajo especial, el INEGI determina que la mujer mexicana destina 22.1 horas semanales a los quehaceres domésticos, en tanto que la población masculina aplica solamente 7.8 por semana.
INEGI recuerda que el concepto de justicia social apareció a mediados del siglo XIX, señalando las situaciones de desigualdad social, que definen la búsqueda de equilibrio entre partes desiguales, por medio de la creación de protecciones o desigualdades de signo contrario, a favor de los más débiles.
La Asamblea General de la Naciones Unidad proclamó el 20 de febrero el Día Mundial de la Justicia Social en 2007, al invitar a los Estados Miembros a dedicar este día a promover, a nivel nacional, actividades concretas que se ajusten a los objetivos y las metas de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social y sus respectivos indicadores.
La celebración del Día Mundial de la Justicia Social está orientada a apoyar la labor de la comunidad internacional encaminada a erradicar la pobreza, promover el empleo pleno y el trabajo decente, la igualdad entre los sexos y el acceso al bienestar y la justicia social para todos.
De acuerdo con el instituto, las estadísticas demográficas y sociales han registrado desde hace algunos años una reconfiguración del papel que las mujeres desempeñan en sus hogares, lo que refleja el cambio gradual de ciertos estereotipos de género, mismos que conviven sin embargo, con la resistencia de otros.
El papel cada vez más activo de las mujeres como jefas de hogar está directamente relacionado con una mayor participación de ellas en el mercado laboral. En 2012, tres de cada 10 hogares del país cuentan con una mujer como la principal perceptora de ingresos
Los hogares con jefatura femenina presentan características demográficas que revelan una mayor vulnerabilidad, particularmente por ser de un elevado número de integrantes. Ello se traduce en mayores necesidades de todo tipo.
En 2012, los hogares dirigidos por mujeres que se encontraban en situación de pobreza contaban también con una relación demográfica desfavorable, pues contenían a más miembros dependientes que proveedores.
Los valores de la gráfica muestran el número de hogares con mujeres declaradas como jefas de hogar, por cada cien hogares en los que los hombres lo son, según grupos de edad y condición de pobreza del jefe o la jefa.
Al analizar la relación entre la situación de pobreza de los hogares y el sexo de la jefatura de los mismos, se identifica que la razón de jefaturas femeninas es mayor en los hogares no pobres, pese a no ser una diferencia considerable respecto de la razón total. Sin duda este indicador ofrece elementos para el debate sobre la feminización de la pobreza. Esta razón por diferentes grupos de edad muestra que a mayor edad, la razón de hogares en pobreza se mantiene constante respecto a la razón total de hogares con jefatura femenina: 57 de cada 100 hogares pobres son jefaturados por una mujer, mientras que enel total de los hogares sin incluir su condición de pobreza, esta relación es de 58 por cada 100.
La generación de ingresos para la subsistencia recae predominantemente en los hombres. Siete de cada diez hogares cuentan con un varón como perceptor principal y estos generan dos terceras partes de los ingresos de las familias, tanto para aquellos que se encuentran en pobreza como para los que no lo están.
Sin embargo, este escenario presenta cambios; entre 2008 y 2012 se observan incrementos en la contribución femenina al ingreso total de los hogares, pasando de 29.2 por ciento en 2008 a 30.7 por ciento en 2012 para los hogares pobres y de 32.6 a 34.4 para los hogares no pobres, en el mismo periodo.
La participación de las mujeres en la generación de recursos monetarios para los hogares es significativa aunque presenta mayores vulnerabilidades que la masculina. Pese a contar con el mismo nivel educativo, las remuneraciones de las mujeres ocupadas son menores a las que perciben los hombres, a pesar de contar con la misma escolaridad. La razón total del ingreso laboral es de 94 pesos percibidos por las mujeres ocupadas por cada 100 pesos remunerados a los hombres; esta diferencia disminuye conforme aumenta el nivel de escolaridad, pues para aquellos ocupados con un nivel de educación básica la razón de ingresos es 83 pesos por cada 100 y para quienes cuentan con educación superior es de 92 pesos para las mujeres por cada 100 de los hombres.
El 96.9 por ciento de los ingresos de los hombres provienen de su trabajo (fuentes directas), ya sea su salario o una pensión, porcentaje que aumenta a 97.6 al tratarse de hombres no pobres.
Por su parte, 11.9 por ciento de los ingresos de las mujeres son por vías indirectas (transferencias monetarias privadas o públicas) porcentaje que aumenta hasta 31.7 por ciento al tratarse de mujeres en situación de pobreza.