Convocan a reunión ante declaratoria de cerro Grande como área protegida
MORELIA, Mich., 5 de octubre de 2014.- La convivencia entre los pacientes del servicio de hemodiálisis de la clínica 75 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es ríspida ante la complacencia de las autoridades ya que no sólo omiten poner orden sino que alientan las diferencias entre las personas en tratamiento.
Así lo denunció Mario Alberto Gallegos Corona, derechohabiente del IMSS, quien tuvo que presentar una denuncia penal por amenazas de muerte en contra de Juan Manuel Garibay Acevedo y Juliana Hernández Andaluz, quienes hacen fiesta en cada sesión de hemodiálisis con la complicidad de la enfermera Mariela Hernández Osnaya.
En visita a la redacción de Quadratín, Gallegos Corona comentó que el lunes 22 de septiembre ingresó al servicio de hemodiálisis en la unidad médica ambulatoria en malas condiciones debido a una complicación en las vías respiratorias y presión arterial alta por lo que requería dormir, lo cual es además lo recomendado en ese tipo de tratamientos.
Sin embargo, no pudo hacerlo debido a que Juan Manuel Garibay Acevedo y Juliana Hernández Andaluz platicaban a grito abierto y utilizando un lenguaje altisonante, por lo que le pidió a la enfermera Mariela Hernández Osnaya les pidiera bajaran la voz, pero en lugar de ello se sumó a la alharaca.
Por ello, el miércoles 24 de septiembre acudió a la oficina del director de la unidad, Guillermo Sánchez a quien le narró lo sucedido y le pidió su intervención para superar esa situación, pero cuando el funcionario habló con los pacientes se molestaron y su reacción fue violenta.
Dijo que Garibay Acevedo intentó agredirlo a golpes y Hernández Andaluz le advirtió ella era de Tierra Caliente y lo iba a matar, motivo por el que ya presentí denuncia penal ante la Procuraduría General de Justicia del Estado.
Además, Gallegos Corona presentó una relatoría de los hechos al director de la clínica 75, al coordinador de la UMA, a la subjefa de enfermeras y a la encargada de servicio social de la institución como una medida de protección ante cualquier agresión que pueda sufrir y comprometa aún más su integridad física.