CIUDAD DE MÉXICO, 13 de febrero de 2016.- El papa Francisco se divirtió poniéndose un sombrero de charro, dedicando libros, recibiendo cartas y regalos varios, haciendo bromas sobre el futbol argentino, tomándose autofotos y escuchando mensajes de gente común.

Todo esto a bordo del avión papal, en el periplo que lo llevó de Roma a La Habana, donde convivió animadamente durante más de 45 minutos con los 75 periodistas que lo acompañan en la comitiva.

Luego de un despegue atrasado de casi 40 minutos por exceso de tráfico aéreo en la base Leonardo da Vinci de Fiumicino, a las afueras de Roma, y de un desayuno para todos los pasajeros, el jerarca de la Iglesia católica apareció en el sector turista.

Allí dedicó unas palabras de saludo a todos los presentes y recordó que la decana de los vaticanistas, Valentina Alazraki, le había regalado unas películas del cómico Cantinflas, que  y que así lo hizo entrar “como en un túnel del tiempo”.

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