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MORELIA, Mich., 13 de noviembre de 2015.- Muchos de los hombres recurren al consumo de comercio sexual para tratar de ‘reivindicar’ el machismo que la mayoría considera perdido, aseguró el investigador Ángel Christian Luna Alfaro, quien expuso a nicolaitas los resultados de una investigación en materia de comercio sexual.
Lo anterior, al impartir la conferencia Perfil de clientes consumidores de comercio sexual en el estado de Tlaxcala, en el Instituto de Investigaciones Filosóficas, en Ciudad Universitaria.
En el caso de los “clientes”, dijo, buscan recuperar lo que consideran, ya se ha perdido que es el machismo, pues en los bares pueden ‘dominar’ y tener poder, lo que según la mayoría de los encuestados, ya no existe por la liberación y equidad de género.
“Tlaxcala es el estado en el que no pasa nada”, ironizó el investigador al referirse a la inacción del gobierno y la no publicación en los medios de comunicación de los asesinatos de mujeres involucradas en la prostitución.
Refirió que los funcionarios públicos son los que más recurren al comercio sexual, quienes llegan a pagar cuentas que van desde los 40 hasta los 80 mil pesos, de acuerdo con su investigación de campo efectuada en el estado de Tlaxcala.
Apizaco, dijo, es el único lugar donde se observa el comercio sexual público, en las calles, pues en el resto del estado se presenta en los diferentes bares y centros nocturnos.
Aseveró que entre los principales clientes en estos espacios destacan camioneros, miembros del crimen organizado, tlaxcaltecas y funcionarios de diferentes niveles de gobierno.
Indicó que el comercio sexual tiene una amplia oferta y variabilidad, que van desde la difusión e incitación del consumo y venta de preservativos de amplia gama de colores y texturas; promoción de cierto tipo de ropa tanto para hombres y mujeres, e incluso los anuncios donde se publicitan centros nocturnos que solicitan mujeres con determinadas características.
Manifestó que es constante que las mujeres decidan recurrir a este tipo de actividades para poder obtener recursos y mantener a su familia, muchas veces en zonas distintas a su lugar de origen o de residencia.
El investigador manifestó que hay tres perfiles de hombres: aquellos que la buscan por considerar que su esposa no es para realizar ciertos actos; la madre esposa que se respeta y se mantiene lo más pura posible, pues la consideran sagrada.
Otro pefil presume no ir a bares por temor a que los vean personas concocidas o porque aseguran que tienen valores inculcados por su familia y que lo toman como un mecanismo de control y seguridad que los distancia de estas prácticas.
Uno más, según su estudio, es aquel que consideran que con las sexoservidoras se sabe que únucamente se recurre por placer, no por amor, con la creencia “el amor de una prostituta es el más sincero, pues sabes cuándo termina y cuándo acaba”.