Allzan la mano cinco para dirigir al longevo PRI




Cuando ahora el Partido Revolucionario Institucional se juega su existencia en la elección interna para renovar su dirigencia nacional y en los próximos comicios del 2021, hasta el momento cinco destacados priístas han levantado la mano para participar como candidatos para dirigir al PRI nacional, cuyo instituto político continúa sin despertar de la peor derrota electoral de su historia que sufrió en el 2018.


Ellos son, el exrector de la UNAM, José Narro Robles; el actual gobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas; la exsecretaria general del PRI, Ivonne Ortega Pacheco; el exgobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz Ortiz y el exlíder priista René Juárez Cisneros, a cuya lista todavía se podrían agregar otros más.


Sin embargo, todos los aspirantes deberán extremar la prudencia en sus planes de trabajo y mensajes de campaña, pues la militancia priísta que queda se encuentra altamente politizada y ya no está dispuesta a soportar falsas promesas, imposiciones, amiguismo y compadrazgo, o sea más de lo mismo.


Cada día que pasa, el Partido Revolucionario Institucional envejece más y llegó a su 90 aniversario sin nada qué celebrar, porque sigue noqueado, conmocionado, débil y tambaleante con una gran disminución en cargos de elección popular a nivel nacional producto de la derrota electoral que sufrió el pasado uno de julio de 2018, cuando el abanderado de Morena, Andrés Manuel López Obrador se alzó como ganador y se convirtió en el actual presidente de México.


Hoy, el PRI camina inseguro y sin credibilidad sabedor de que tiene como principal reto recuperar su prestigio y buscar votantes que ahora no tiene o seguir con sus mismos vicios rumbo a su eventual probable desaparición.
El tricolor recibió señalamientos de los propios priístas de haber cometido presuntas imposiciones y de haberse alejado del pueblo, eso fue.


Además, entre los dirigentes a nivel nacional y estatal del tricolor no se percibe el mínimo interés por realizar un trabajo serio y profundo para buscar la unidad y el fortalecimiento del que fuera un partido vigoroso y actuante que llenaba las aspiraciones de su militancia.


Dirigentes y militantes del PRI con cargos de elección popular se confiaron y cayeron en el conformismo y poco a poco se olvidaron de abanderar las causas populares.


Incluso, algunos de esos políticos priístas solo regresaban a sus municipios o distritos cuando de nueva cuenta pedían el voto a sus militantes, muchos de los cuales se quedaron esperando las despensas que les prometieron y que nunca llegaron.


Empero, desde la pasada elección presidencial cuando resintió la peor derrota electoral de su historia, a la dirigencia nacional del tricolor aparentemente no le preocupa que exista una desbandada silenciosa de priístas y que se sigan sumando a Morena.


En su momento, muchos de los ahora ex militantes del tricolor arguyeron su malestar por el desprestigio y la falta de credibilidad en que cayó el otrora PRI, a cuyo partido en sus mejores tiempos le llamaban la aplanadora.