MORELIA, Mich., 19 de agosto de 2019.- Acudir al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para reposición de cartilla y que no aparezcan los datos puede ser el camino a una mañana perdida. De inmediato, la persona en ventanilla lo mandará a la subdelegación a corregir el asunto, le entregará un documento donde indica que no hay información en la base de datos, incluida la CURP. Todos los discursos de mejoría del Instituto parecen caerse a la primera provocación.

Parece una mala broma. Al llegar a la subdelegación, ubicada en la avenida Madero Poniente, hay que ir a información y ahí le entregarán una ficha para pasar a una ventanilla, en este caso la 7, la cual se encarga de la corrección de datos. Parece fácil, solo hay un turno delante, pero es engañoso; la espera es de casi 40 minutos.

Una vez frente a ventanilla, el encargado dice que esos documentos ya no los están recibiendo, pero que irá a corroborar. Tras ausentarse unos tres minutos regresa a ventanilla para informar que sí lo aceptará, aunque no sabe si una vez que se llene un formato se haga el trabajo o no. Justifica la tardanza con lo que sucede en los bancos, porque dice, en esos lugares se espera uno más tiempo.

Saca un ‘bonche’ de hojas y empieza explicar: “esto hay que llenarlo… aquí hay que poner estos datos, acá estos datos… aquí ponga estos datos, acá ponga esto, este lado va a llenar todo esto…”, dice mientras va marcando con un lápiz.

El derechohabiente que va a pedir la información lleva un documento parecido al que debe ser llenado, con los mismos logotipos del Gobierno de México, del IMSS, donde se aclara que es una constancia de semanas cotizadas. Ahí aparece el CURP y por lo menos el 80 por ciento de los datos que pide el responsable de ventanilla en ese documento a llenar, es decir, la información que dice no tener el Instituto aparece ahí.

“Oiga pero mi información aparece aquí, ¿no deberían tenerla ustedes también?”, pregunta el derechohabiente. “Hay que llenar ese papel; no le puedo aceptar nada”, es la contestación del empleado, “a lo mejor hasta le conviene y en la búsqueda que haga aparecen más de dos CURP, ya ha pasado”, agrega ante la evidente molestia el derechohabiente.

“Llénelo y me lo trae, es la única manera, no se enoje o si quiere hablar con mi jefa”, espeta el empleado ante el derechohabiente, que para entonces pasó de molesto a enojado; “pinche IMSS es una mamada”, dice ya exasperado. “Ya le dije, ¿le saco cita con mi jefa para que le explique?” insiste. “Está de la chingada”, expresa el hombre y se retira. La frustración no disminuye porque sabe que te tocará tragarse todo eso y hacerle la chamba a la institución si requiere arreglar su asunto.