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MORELIA, Mich., 1 de noviembre de 2016.- Durante las primeras horas de este 1 de noviembre, los muertos chiquitos también llamados angelitos, aquellos que nacieron dormidos o que perdieron la vida aún infantes o jóvenes, arriban al lado de sus familias para convivir por unos momentos antes de retornar, una creencia que perdura más allá del dolor, el tiempo y la inseguridad.
“La mayoría, no toda la gente, pero sí mucha, se acuerda de sus angelitos. Nosotros todos los años venimos a ver a nuestro muchacho, le traemos flores y venimos con la familia para quedarnos con él hasta que cierran el panteón”, expuso Rosa, quien se dedica al hogar.
En el Panteón Municipal, entre fallecidos de diversas edades, reposan angelitos; algunas tumbas y gavetas ocupadas por los muertos chiquitos exhiben las muestras del amor que les profesaron sus familiares: globos, flores, cartulinas, cartas, figurillas de dibujos animados constatan que en algunos hogares aún se recuerda a estos pequeños.
No obstante, en otros sitios se observa deterioro, soledad y abandono, inclusive en aquellas sepulturas que apenas suman algunos años de existencia.
“Algunas personas se acuerdan de sus angelitos con ceremonias en sus tumbas, pero no todas, hay tumbas que lucen abandonadas, solas y tristes, porque la gente no viene por la inseguridad, tienen miedo, han pasado cosas en el panteón, sólo vienen en día de muertos, para qué hacerlo en otras fechas”, agregó María Elena, ama de casa.
En la experiencia de quienes acuden estas fechas al camposanto para homenajear a sus difuntos, estos factores no impiden que la generalidad de la población conserve la tradición de acudir al lado de los muertos más jóvenes y rendirles una ceremonia.
“Sí se les recuerda y homenajea, cerca de la tumba de mi abuelito está la tumba de un niñito y siempre tiene cositas”, aseveró Yazmín Velázquez, de profesión enfermera.
“La gente sí se acuerda, claro que sí, creo que sí vienen a verlos”, coincidió Ernesto, comerciante.