Urge incorporar políticas públicas para prevenir sequía en Morelia
MORELIA, Mich., 25 de diciembre de 2022.- Con frío y todavía bajo los efectos del alcohol, morelianos de la colonia Obrera, Industrial, Juárez y Pascual Ortiz de Ayala se la amanecieron en la calle, en torno a las fogatas, pese a que se anunció cero tolerancia a las mismas.
El ambiente es de celebración y fiesta, de alegría. Los vecinos de la calle de Rey Tezozomoc despiertan con el olor intenso de pólvora. Hablan entre sí de los disparos al aire que hicieron los vecinos para recibir al Niño Dios a medianoche.
“Yo escuché disparos por atrás de Home Depot”, “y también por acá abajo, por Rey Moctezuma, como por la posada”, comentan entre sí los vecinos de la Pascual Ortiz de Ayala.
En la calle Cecilia García, de la colonia Obrera, hay quienes todavía conviven; con el trago en mano se curan la resaca, la mejor cura para el síntoma de la abstinencia provocada al otro día de la fiesta.
Pero, a ojo de buen cubero, se observa que hay otros que la van a seguir; que no ha parado la fiesta y los que ya están en calidad de bulto, intoxicados, que duermen en las sillas al calor de la fogata en la calle Cromo, junto a las vías del tren.
Porque católicos o ateos se reunían para celebrar la Navidad, fecha que junta a las familias y también a los vecinos, que por una noche se olvidan de las diferencias y se abrazan, cuentan chistes y chismes junto a la fogata. Rompen piñatas y piden la última posada, hacen recuerdos felices para los niños.
La ciudad está apacible; los cuatro grados centígrados con los que amaneció hicieron efecto; solo el señor de los tamales de la calle Benito Juárez salió a las calles, a la espera de los empleados de Gobierno que hacen guardia, de los enfermos que llegan al Centro de Salud. No lo sabe, pero ese sí que es un faro de luz entre los trasnochados.