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MORELIA, Mich., 11 de febrero de 2021.- Entre una competencia que incrementa año con año, con jóvenes talentosos, y la pandemia por Covid 19 que acabó con el turismo, intenta sobrevivir Fidel Bailón, uno de los últimos organilleros de la ciudad.
Es oriundo de la ciudad de Puebla y heredero de la tradición familiar de tocar el cilindro, mejor conocido como órgano, pero desde hace más de una década llegó a Morelia, buscando el sustento de su familia, pero optó por quedarse y que fuera la cuna de Morelos el sitio para asentarse.
“Trabaje en Pueblo, en la Ciudad de México y otras partes ¡He andado por todos lados! Es una herencia familiar que me enorgullece, porque provocó a las personas de la tercera edad recordar momentos de su juventud, al escuchar las melodías del cilindro”, dijo frente a las cámaras de Quadratín.
Sin embargo, como a otros sectores de la sociedad, la contingencia sanitaria los puso en jaque, cada día es menos los ingresos “a veces saco 100 o 150 pesos, nomás para ir viviendo al día”, explicó.
Por si fuera poco, debe hacerle frente a la competencia, jóvenes talentosos, estudiantes de música y músicos líricos con ganas de comerse el mundo, porque aún cuando sabe que él tiene permiso para embargar la avenida Madero con Esa tristeza mía, se muestra tolerante ante las nuevas generaciones.
“Es mucha la competencia, a veces son guitarristas o saxofonistas”, los que como él buscan llevar un peso a sus hogares.
Ante tal situación, hizo un llamado a las autoridades para que los volteen a ver, son solo dos organilleros en la ciudad y ninguno de ellos ha recibido un estímulo para poder soportar el embate del Covid 19.