MORELIA, Mich., 1 de Mayo de 2020.- Hasta ahora, los repartidores tienen trabajo, pero no significa que sea como antes de la pandemia; se quejan de que las ventas han bajado y ellos reciben menos por comisión, se exponen al andar en la calle, aunque tomen medidas sanitarias. Aquí tres ejemplos con Raúl, José de Jesús y Salvador.

“Ha bajado bastante porque muchos negocios de comida pequeños cerraron, y entonces el sustento de nosotros es con los restaurantes que queden abiertos”, explica a Quadratín Raúl, un repartidor de la empresa Rappi, quien asegura que a veces tiene que esperar una o dos horas para poder tener un servicio para repartir alimentos, productos de abarrotes y farmacia, entre otros.

La pérdida es fuerte para este sector. Al respecto, Raúl manifiesta que en su caso las ventas han bajado hasta un 70 por ciento.

Sobre el mismo tema, José de Jesús, quien vende agua en garrafón a tiendas de abarrotes y a casas particulares, también expone que ha bajado mucho la venta porque la gente trata de ahorrar dinero, ya que, dice, la pandemia va para largo por lo que “hay que ahorrar y consumir lo más necesario y más económico en este momento”.

Para Salvador, vendedor de tortillas de harina, tostadas y otros productos, la situación no es diferente: “ha bajado bastante… ahora se siente mucho, es muy crítico. Yo, por decirte, tengo Las Imperiales, las Rinconcito, y vendía de unos 2 mil 500 a 3 mil, ahorita no les vendí más que 40 pesos”, señala un poco desanimado; “no sé si sea por el día primero, pero desde la semana pasada están cerrados”, asegura.

En cuanto medidas de protección sanitaria, Raúl explica que utiliza para protegerse un cubrebocas y gel antibacterial, el cual carga siempre en su mochila. Explica que constantemente se está desinfectando las manos porque tiene mucho contacto con dinero, monedas y billetes, y eso es un foco de infección.

En su caso, José de Jesús usa gel antibacterial, pero también lleva agua y jabón, con lo que se lavan las manos constantemente él y su compañero; además usan todo el día un cubrebocas y tienen un “sanitizante” para limpiar los garrafones de agua.

Cuenta que cuando llegan a alguna casa para hacer el servicio, mucha gente les rocía alcohol con vinagre y otras sustancias, “te dicen: cierra los ojos, y ¡zas! ni modo de decirles que no”. Narra que algunas casas tienen tapetes con alguna sustancia y hay que pasar por ahí para poder dejar de garrafón.

Salvador se protege con lo más esencial, es decir, con gel de alcohol y con tapabocas, eso no falta una vez que llega con el cliente; es importante seguir esa medida, asegura.

Sobre lo esencial de su labor, Raúl cuenta que no tiene ningún problema con la autoridad, “de hecho a los otros la empresa nos dio una carta donde dice que somos esenciales para seguir haciendo ciertas labores, y entonces hasta ahorita no hemos tenido problemas con la empresa, ya que cadenas grandes a las que les trabajamos, no han cerrado”, asegura.

En referencia a ello, José de Jesús señala que el servicio que ellos ofrecen es esencial; no se puede cancelar, porque el agua es un servicio de primera necesidad y es muy importante seguir surtiendo la la gente.

Salvador sabe que por entregar alimentos su trabajo es esencial. Dice que tiene horario normal y está trabajando todo el día; “pero mira, ahorita ya terminé, me faltan tres clientes de toda mi ruta, así de fácil, y te puedo mostrar lo que llevo de venta; no llevo ni mil pesos, así te la pongo”, expone a Quadratín.

“Ahorita nos está yendo mal, ¿te imaginas?, que en unos 15 días más se cierren todas las tiendas… ¿a dónde nos vamos a ir?, nos van a tener que descansar también a nosotros, y si no trabajamos no ganamos, así de fácil”, aclara el vendedor.