MORELIA, Mich., 7 de julio de 2017.-  Personas pertenecientes a la comunidad transgénero, quienes por decisión propia se asumen como del sexo opuesto al que biológicamente les identifica, se pronunciaron porque la reforma al Código Familiar, aprobada este jueves en comisiones legislativas del Congreso de Michoacán, que garantizarán el acceso al cambio de identidad, sin tener que atravesar por un juicio, no quede en letra muerta, y se trabaje en un cambio de cultura.

En entrevistas por separado, Jessica y Peter, quienes se asumen como mujer y hombre, respectivamente, aunque biológicamente son hombre y mujer, advirtieron que desde las instituciones han llegado a ser víctimas de discriminación, además de que son conscientes del peso cultural que no ha permitido la plena inclusión.

“Creo que en lo que más he resentido rechazo es a la hora de estudiar; en la preparatoria las maestras eran las más duras conmigo, me miraban con desprecio, me reprobaban sin justificación, ya en la licenciatura aprendí a defenderme, pero sí ha sido muy complicado lidiar con gente de criterio limitado, porque en el fondo sabes que no los puedes cambiar”, comentó Jessica, quien en su acta de nacimiento se llama Osvaldo Saucedo Mejía.

Originaria de León, la joven de 21 años señala que uno de los principales problemas que ha enfrentado a medida que se convirtió en persona adulta, ha sido la formalidad de trámites, ya que su apariencia no coincide con la del nombre de un varón, por lo que ha tenido que lidiar con burlas y hasta con costos adicionales por errores en documentos oficiales que ni siquiera fueron su responsabilidad.

Con la aprobación de la reforma al artículo 117 del Código Familiar, aprobado este jueves por las comisiones unidas de Derechos Humanos, Justicia y Derechos Humanos, la comunidad transgénero en Michoacán ya no tendrá que realizar ningún juicio para obtener una nueva identidad, únicamente deberá solicitarlo en las oficialías del Registro Civil, el registro y expedición de una nueva acta de nacimiento.

Rechazo laboral, lo más común

De acuerdo con la experiencia de Jessica, además del rechazo generalizado y el índice de fuego de las instituciones religiosas, aunado a la exclusión de en ciertos círculos y contextos sociales, escuelas, equipos deportivos, universidades, principalmente privadas, la comunidad transgénero enfrenta el rechazo laboral.

“Afortunadamente mi familia me apoya demasiado, y no tengo necesidad de trabajar todavía, pero sé que tendré que hacerlo, y eso es algo que me preocupa mucho porque tengo amigos trans que son mayores y no encuentran trabajo, y a pesar de que ellos sí tienen una carrera, porque han tenido posibilidades, la contratación ha sido un fuerte problema”, comentó.

Exclusión, desde las instituciones

A pregunta expresa, Jéssica, quien actualmente estudia la carrera de diseño gráfico en una conocida universidad privada de Morelia, consideró que paradójicamente aquellos que en el discurso promueven la inclusión y reivindican los derechos de las personas trans a la identidad y a una vida plena, son los primeros en discriminar.

“Desde el Gobierno se discrimina a los gays en general, no solo a los trans; dime, ¿has visto alguna persona trans en una dirección de gobierno? o trabajando si quiera como conserje?”.

“Ni lo uno ni lo otro, como comunidad nos toca andar vendiendo paletas, salir adelante por nuestros propios medios, creo que si de por sí las cosas en nuestro país están muy complicadas, ser transgénero es como ser indígena o ser mujer, se cierran todas las puertas”, reprochó Jessica.

“Ojalá no quede en letra muerta”

Por su parte, Peter, quien en su casa es llamado por sus abuelos y tíos con el nombre sus padres le dieron ante el Registro Civil de Tacámbaro: Elvira Ríos García, se confiesa desinformado acerca de la recién aprobada reforma que permitirá que el cambio de nombre se lleve a cabo como cualquier trámite administrativo y no mediante un juicio.

“Pues la verdad no sé mucho de estas cosas, yo me dedico a mis actividades, vendo hamacas y perfumes en los mercados, no tiene uno tiempo para andar leyendo los periódicos, pero si es algo bueno espero que sí de verdad se aplique, y que no se quede en la verborrea que es donde luego todo suena muy bien”, comentó el joven.

Treintañero, asegura que constantemente es víctima de ofensas, agresiones verbales e intentos de manoseo por parte de hombres, principalmente vendedores en algunos mercados, quienes al descubrir que biológicamente no es “él” sino “ella”, le someten a burlas y desdenes que hasta ahora no han ido más allá de humillaciones públicas.

“Se quieren pasar de lanza, pero yo también traigo con qué, y si me buscan me encuentran, porque miedoso no soy; me gustan las morras y si Diosito me hizo así pues así soy, nadie tiene por qué juzgarme; ahora que si me dicen que ya me puedo cambiar el nombre sin tanta bronca, pues voy a ir a ver si es cierto, pero no vayan a querer que les enseñe hasta mis partes, son tan mañosos”, fustigó.

Identidad, sin atravesar por un juicio

Con la reforma al Código Familiar de Michoacán, en ningún caso será requisito acreditar intervención quirúrgica alguna, terapias u otro diagnostico o procedimiento para el reconocimiento de la identidad de género, más que la voluntad del interesado.

Los efectos de la nueva acta de nacimiento para identidad de género realizados, bajo ninguna circunstancia serán cuestionados por terceros desde su registro para realizar el levantamiento de una nueva acta de nacimiento para el reconocimiento de identidad de género.

El solicitante deberá llenar el formato expedido por el Registro Civil, presentar copia certificada del acta de nacimiento primigenia para efecto de que se haga la reserva correspondiente; la credencial para votar en original para cotejo y copia simple y comprobante de domicilio.