¿Qué hacer en los 9 pueblos mágicos de Michoacán? Buen plan para Navidad

MORELIA, Mich., 5 de diciembre de 2022.- El pasado junio se cumplieron 20 años del primer nombramiento de pueblo mágico en Michoacán, y fue a Pátzcuaro. Este diciembre se cumplen dos años del último nombramiento, Paracho. El estado cuenta con nueve poblaciones con esta denominación, las cuales siempre están para ser descubiertas por los visitantes.

Pueblos mágicos de Michoacán

Pátzcuaro

En orden por fechas de nombramiento se encuentra Pátzcuaro, cabecera del municipio con el mismo nombre. Fue nombrado pueblo mágico el 6 de junio de 2002. Esta ciudad busca ser nombrada Patrimonio Cultural de la Humanidad, mientras tanto, los visitantes pueden disfrutar de su arquitectura, entre barroca y neoclásica con más de 500 años.

Además de presenciar una de las manifestaciones religiosas más sorprendentes con la Noche de Ánimas, tiene lugares atractivos como el Teatro Emperador Caltzontzin el Centro Cultural Antiguo Colegio Jesuita, el Templo del Sagrario, el Palacio de Huitziméngari, la Casa de los Once Patios, la Basílica de la Virgen de la Salud y templo del Humilladero entre otros. Además de la tradicional isla de Janitzio.

Tlalpujahua

El 27 de julio de 2005 le tocó a Tlalpujahua ser nombrado pueblo mágico. Este lugar con magia de fin de año, muy navideño. Es un pueblo minero que guarda esa estética entre sus calles empedradas y desniveladas.

Además de su cercanía con santuarios de la mariposa Monarca, y sus ferias de la Esfera y de la Cantera, en Tlalpujahua se puede visitar el Museo Mina Dos Estrellas, el Museo Hermanos López Rayón, el santuario de Nuestra Señora del Carmen y la torre del Carmen, entre otros.

Cuitzeo

Cuitzeo recibió su nombramiento el 13 de noviembre de 2006. Este pueblo mágico se encuentra muy cerca de la capital michoacana, y tiene el lago más grande de Michoacán, y sus alrededores aún se encuentran vestigios arqueológicos.

Este lugar de calles empedradas y casas blancas con franjas marrón, tiene entre sus calles al ex convento agustino Santa María Magdalena, edificado en el siglo 16. Y también es lugar de dos centros arqueológicos: Tres Cerritos y La Nopalera, que dan indicios de su marcado pasado prehispánico.

Santa Clara del Cobre

Tuvieron que pasar casi cuatro años, para que a Santa Clara del Cobre, cabecera municipal de Salvador Escalante, fuera nombrada pueblo mágico; esto ocurrió el 16 de junio de 2010. Una de las características por la cual esta población es reconocida a nivel nacional, es su oficio artesanal por el cobre martillado.

Además de su arquitectura de pueblo tradicional, con casas blancas y marrón, Santa Clara del Cobre tiene atractivos interesantes como el Museo Nacional del Cobre, la capilla de Indios, el Reloj solar, y muy cerca se encuentra el lago de Zirahuén, con toda su belleza natural.

Angangueo

Para el 21 de marzo de 2012, llegó el nombramiento número cinco, y fue para Angangueo. Este pueblo pintoresco, pequeño y minero, guarda un encanto entre sus calles empedradas, y sus miradores, porque está enclavado entre cerros boscosos.

Al centro de este pueblo se encuentran dos edificaciones imponentes; el templo de la Inmaculada Concepción y la parroquia de San Simón Celador. También está una especie de museo y mina, llamada Casa Parker, y distintos miradores como el de capilla de La Misericordia, y el de la cruz de hierro. Hay una gran cercanía con santuarios de la mariposa monarca, el más cercano es El Rosario, el más visitado en Michoacán.

Tacámbaro

El 21 de noviembre de 2012, la población de Tacámbaro, cabecera del municipio con el mismo nombre, recibió el nombramiento de pueblo mágico. Este lugar destaca por su gastronomía, su arquitectura y sus atractivos naturales.

En la gastronomía, un gran atractivo resulta el platillo de las carnitas, hasta una feria anual hay. En cuanto a la naturaleza, Tacámbaro tiene un lugar llamado La Alberca; un cráter volcánico que se ha convertido en lago. Como atractivos arquitectónico se encuentra la catedral de San Jerónimo, la capilla de Santa María Magdalena, la Casa de Mariquita, el santuario de Nuestra Señora de Fátima, y el Centro Cultural Amalia Solórzano.

Jiquilpan

Jiquilpan fue declarado pueblo mágico el 27 de noviembre de 2012, unos días después de haber nombrado a Tacámbaro. Este pueblo mágico, lugar de nacimiento del general Lázaro Cárdenas, tiene plazas, Iglesias, calles y espacios arquitectónicos que se antojan.

Caminando por esas calles se puede llegar a la Biblioteca Pública Lic. Gabino Ortiz, para observar con detenimiento el mural de José Clemente Orozco, La Alegoría de la Mexicanidad. También se pueden visitar el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, los templos del Sagrado Corazón​ y de la Virgen de los Remedios​, y la Casa de Piedra​.

Tzintzuntzan

El nombramiento para Tzintzuntzan, el pueblo mágico número ocho en Michoacán, llegó también el 27 de noviembre de 2012. Se dice que esta población de fuerte arraigo artesanal, fue una de las capitales purépechas más importantes en la época prehispánica.

Además de la cercanía con el lago de Pátzcuaro, sus áreas gastronómicas y todo su encanto artesanal, Tzintzuntzan tiene sus atractivos arquitectónicos disímiles: las yácatas, una de las zonas arqueológicas más importantes del estado; y el ex convento de San Francisco, donde actualmente poder encontrarse antiguos árboles de olivo, plantados por el propio Vasco de Quiroga.

Paracho

Finalmente, pasaron ocho años para que Michoacán recibiera su último pueblo mágico. Se trata de Paracho, y esto ocurrió el 1 de diciembre de 2020. Esta población es la capital mundial de la guitarra, y en general hogar de grandes lauderos.

En Paracho se realizó, antes que en Pátzcuaro, el Festival Internacional de Globos de Cantoya, la Feria Internacional de la Guitarra, que incluso convoca a compositores e intérpretes de guitarra, y la Feria Nacional de la Guitarra, con los concursos artesanales de lauderos.

Los nueve pueblos mágicos de Michoacán, son otro gran atractivo del estado, tiene mucho que ofrecer y aportar a la cultura, al arte y al turismo. Vale la pena pasearse por ahí antes de que termine el año.