MORELIA, Mich., 17 de septiembre de 2019.- Elementos policíacos municipales cuentan con facultades para intervenir ante casos en curso de maltrato, saqueo o depredación de tortugas marinas, refirió Juan Carlos Vega Solórzano, titular de la Procuraduría Ambiental (Proam).

Detalló que si bien la atención de estos casos, desde la recepción de las denuncias hasta la eventual imposición de sanciones recae en la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), el estado y los municipios pueden incidir en la salvaguarda de estos ejemplares, a través de la prevención y de la detección de ilícitos en curso.

Explicó que, en lo que respecta a las policías municipales, por su proximidad con las poblaciones son competentes para responder ante reportes de daños a tortugas marinas o sus nidos y crías, por lo que desde la ProAm se han emitido recomendaciones a los ayuntamientos ubicados en la zona de anidación de los quelónidos para que recurran a este personal.

Con ello, se lograría intensificar la labor de protección a estas especies, además de evitar riesgos para los civiles que resguardan a las tortugas marinas.

Por su parte, el estado, mediante la Secretaría de Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Territorial (Semaccdet), la Comisión Estatal de Pesca (Compesca) y la ProAm, realizan, en coordinación con campamentos tortugueros, recorridos de verificación, especialmente en la temporada pico, hacia el término de octubre.

Sin embargo, reconoció, “aún hay un largo trecho para lograr una protección y salvaguarda efectivas de las tortugas marinas”.

Pese a que desde la década de 1990 en México aplica una veda para las tortugas marinas, persiste la depredación de ejemplares adultos y sus huevos, debido a que se cree que pueden ayudar en el tratamiento de padecimientos como la impotencia, además de ser un vigorizante sexual.

Aunque estas creencias se han establecido como mitos, subsiste la demanda de productos de tortuga marina, lo que ha posicionado a la caza furtiva y el consumo directo como los primeros desencadenantes del riesgo de extinción que enfrentan estos organismos, en mayor medida inclusive que la contaminación de sus hábitats, la urbanización de sus sitios de anidación y alimentación o la pesca.