Tiempos legislativos obstaculizan la administración de justicia
MORELIA, Mich., 26 de julio de 2016.- El sábado 23 de julio a las 22 horas, salió de Huetamo, con su escolta y acompañado de su chofer, Ambrosio Soto Duarte, presidente municipal de Pungarabato, en dirección a Ciudad Altamirano, cabecera del municipio perteneciente a Guerrero, luego de haber acudido a ver cómo iba la ferretería que tenía instalada en esa población calentana de Michoacán.
El alcalde guerrerense había recorrido poco más de 40 kilómetros cuando fue emboscado en el punto conocido como El Cajón, un tramo muy particular, pues es una curva peligrosa donde solo hay cañadas y barrancas, haciendo casi imposible un intento de escape en vehículo.
Ambrosio Soto Duarte iba del lado del copiloto y delante de su escolta, conformada por cuatro efectivos de Policía Federal, cuando le fue cerrado el camino, de tal modo que no podía retornar sobre sus pasos.
Al momento, las investigaciones aseguran que los hechores tenían cerrados ambos carriles y que se trataba de un grupo armado de más de 30 civiles, los que iban en camionetas y que los atacaron con fusiles de asalto, lanzagranadas, armas para penetrar vehículos blindados y armas de grueso calibre, de tal modo que no tuviera escapatoria Soto Duarte.
Cerca de las 23 horas, las autoridades recibieron el parte del ataque a través del radio. Los sobrevivientes informaron de la muerte del alcalde de Pungarabato, su chofer, un elemento de Policía Federal y dos más lesionados, comenzando entonces un operativo de seguridad en la zona limítrofe entre Guerrero y Michoacán, que se extendió hasta la noche del domingo en San Lucas, Huetamo y Pungarabato.
En el lugar de los hechos, ubicado entre las comunidades de Chumbitaro y Pinzán Colorado, en el municipio de San Lucas, quedaron más de 3 mil cartuchos percutidos de armas de distintos calibres, esquirlas de granadas de mano y de 40 mm, refirieron fuentes policiales de Pungarabato.
El que fuera alcalde de uno de los municipios con mayor empuje económico de la Tierra Caliente de Guerrero y Michoacán en la región del Balsas, quedó muerto al interior de su vehículo, el cual tenía poco más de 300 orificios de impactos de arma de fuego, mientras que en el regazo de “Bocho” Soto, como lo llamaban sus amigos, quedó sin vida su chofer y cuñado.
Ambrosio Soto Duarte, a principios de julio, habría denunciado en rueda de prensa que era víctima de amenazas, lo mismo que su familia y en general los comerciantes, empresarios y ciudadanos de Ciudad Altamirano.
Asimismo, habría denunciado que un pariente de él, según habría publicado en su cuenta oficial de Twitter, su primo, fue asesinado con el objetivo de amedrentar al edil, sin embargo, este no se detuvo y continúo dando a conocer la ola de inseguridad y violencia que se vivía en el municipio que gobernaba.
En consecuencia, a la denuncia hecha por parte de Soto Duarte se le otorgó un escolta personal, pues este temía por su vida y la seguridad de su familia, pero no fue suficiente y este exhaló su último aliento el sábado por la noche.
Al respecto, las autoridades michoacanas han revelado poco o nada de las investigaciones, ya que la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada, de la Procuraduría General de la República, tomó el caso en sus manos y no ha dejado ver avances de la investigación.
El homicidio del edil era ya una muerte anunciada: Soto Duarte denunció públicamente que le habían dado aviso de que se había dado la orden de matarlo durante la época de clausuras, por lo que interpuso su renuncia al cargo de presidente, lo mismo que ante la Procuraduría General de la República.
El gobernador de Guerrero, Hector Astudillo estaba al tanto, sin embargo, los efectivos de seguridad de Policía Federal y Gendarmería fueron retirados.
A tres días de su muerte, el ayuntamiento de esa población ha colgado en su página oficial una imagen del extinto alcalde, junto a un moño negro y un texto que dice a la letra: Descanse en paz, Ambrosio Soto Duarte…