Respaldan sindicalizados del Sidemm a Toño García
MORELIA, Mich., 20 de octubre de 2016.- Fue un día perfecto… casi para todos.
El gobernador Silvano Aureoles echó la carne al asador. Arriesgó, sin perder la institucionalidad.
Lanzó una de sus mejores piezas discursivas, y dio en el blanco.
El presidente Enrique Peña apechugó. Estaba excesivamente a gusto. Satisfecho en extremo.
Y hasta hizo a un lado las tarjetas e improvisó un largo mensaje, que fue confort puro para Silvano.
El Ejecutivo federal validó letra a letra la proclama del anfitrión, y ratificó la alianza bilateral.
Más aún: ofreció que en 2017, a pesar de la rigidez monetaria internacional, su gobierno apoyará especialmente a Michoacán.
El mexiquense se movió, pues, como en sus mejores tiempos de candidato.
Quién sabe por qué, pero lucía muy contento. Desde que bajó del helicóptero. Desde que tomó y le tomaron centenares de fotos.
Inclusive cuando vio a Germán Oteiza se le abalanzó con la sonrisa a flor de piel y la mano tendida.
Abrazó al líder de Grupo de Oro y algo le susurró al oído. Y estallaron en carcajadas.
Y como por arte de magia, de la nada, el empresario sacó de la chistera un periódico viejo, en cuya portada se apreciaba a un hombre joven con un niño sobre los hombros.
Y Peña, incrédulo, acertó: “¡somos mi papá y yo! ¡Qué detallazo, Germán! No se te va una…”.