CUITZEO, Mich., 11 de julio de 2019.- Uno de los espacios más importantes de la ruta de los agustinos recae en la figura del ex Convento de La Magdalena, en Cuitzeo, ubicado en este municipio integrado junto con otros tres más, a la ruta del Norte, la cual pretende difundir e impulsar la economía a través del turismo.

Al respecto, Arturo Villaseñor, presidente de la Asociación de Cronistas del Estado de Michoacán, explicó que los agustinos llegaron a Michoacán en el año de 1527 y se establecieron varios conventos en la entidad; “un convento se caracterizaba por ser un centro de evangelización, es decir, un lugar donde se formaban los frailes para a su vez formar gente para la evangelización”, explicó.

En este sentido, el ex convento de La Magdalena en Cuitzeo es uno de los más importantes dentro del Obispado de Michoacán, porque los frailes se dieron cuenta que no podían evangelizar si no se acercaban al hombre, si no buscaban las tradiciones, si no encontraban el sentido de identidad de los nativos.

El cronista aseveró que la fiesta, el baile, la tradición, los cánticos, la comida, y el vestido, fueron los elementos utilizados como parte de la celebración que los frailes agustinos observaron para ver cómo atraer y cristianizar a la gente.

Dentro del edificio de este convento se encuentra el Portal de Peregrinos, el cual realmente es una capilla abierta, manifestó el especialista, quien explicó que una capilla abierta es un espacio donde se celebran los sacramentos, “porque los pobladores y dueños de ese espacio estaban acostumbrados a vivir al aire libre, en la montaña, con los elementos naturales”.

Por esta razón las construcciones en México tendrían una diferencia muy importante, la cual fue la implementación de estos espacios, con lo cual se buscó evangelizar a grandes masas, son los espacios abiertos, en el caso de la Magdalena, esa zona de la capilla abierta también fue un panteón, dijo.

El espacio cuenta con un templo donde antiguamente se celebraban los sacramentos que son siete, clarificó, pero los más importantes para la causa franciscana eran el bautizo, la confirmación, la confesión, la eucaristía y la unción de enfermos, cada uno de los sacramentos lleva un ritual, un símbolo y un signo, eso se ve reflejado en la vida cotidiana de la gente, expuso.

El cronista destacó la búsqueda de la mujer, el símbolo de la virgen y la mujer arrepentida y pecadora que se convierte a través del perdón que Jesucristo le otorga, es decir Santa María Magdalena, de ahí el nombre del convento; los frailes le dedican este espacio.

El estilo que guarda el ex convento tiene reminiscencias de tres grandes movimientos medievales, dijo, pero aclaró que no era medieval. “Está el estilo plateresco, es decir, muros anchos, sobrios y elegantes pero sobretodo funcionales, y que sean a la vez una fortaleza”, indicó, y explicó que dentro se educaban los frailes en latín, en el griego, en el catecismo, se dedicaban a la lectura de la Biblia, y al aprendizaje del lenguaje e idioma de los nativos, en este caso el purépecha y al de las naciones chichimecas, es decir al nahuatl. Los frailes Lengua eran llamados así porque podían hablar latín, griego, español y el idioma de los naturales de la región.

En las fiestas, las tradiciones y el ritmo de la vida de la gente que rodea el convento, todavía se siente la presencia de los agustinos, aseveró el cronista, quien relató que con el paso del tiempo se fueron de México y el clero secular, es decir, los sacerdotes, van a ser integrados de diferentes maneras, no más religiosas, no más órdenes, con La Reforma termina esta parte de la historia de México.