MORELIA, Mich., 22 de agosto de 2019.- Las historias de bomberos en servicio para ayudar a personas que enfrentaban situaciones de emergencia, contadas por su padre a manera de cuentos para dormir, llevaron a Yazú Moramay Miranda Téllez a optar por esta profesión como su vocación.

Con una trayectoria como bombero municipal, en Morelia, de 12 años de servicio, cinco de los cuales sirvió como voluntaria, Yazú Moramay Miranda evoca la figura de su padres, bombero adscrito a Ciudad de México, quien narraba las incidencias de su labor a sus pequeños hijos y les inculcaba amor y respeto por las corporaciones de emergencias.

Y justo una segunda familia conformada por otros bomberos municipales se ha constituido como la principal fuente de satisfacción en su trabajo cotidiano, vínculos que ayudan a un mejor desempeño de sus funciones.

“Lo que más me gusta de ser bombero es que somos una familia; claro que, como en todas las familias, hay discusiones, a veces de las puertas del cuartel hacia fuera no siempre somos amigos, pero en el servicio todos somos compañeros, trabajamos juntos y trabajamos bien, porque antes que nada nos debemos a la sociedad”, afirmó Miranda Téllez.

Los bomberos no sólo atienden incendios

Refirió que, si bien el imaginario colectivo relaciona a los bomberos con el combate de incendios, en la realidad sus funciones abarcan la atención de una amplia gama de incidentes.

“Entre las experiencias más satisfactorias que he tenido como bombero destaca la atención de un parto gemelar, apenas pocos meses de incorporarme, no tenía instrucción prehospitalaria, pero fui dirigida por dos paramédicos, y la madre pudo dar a luz a sus hijos.

“Además, está situación me dejó marcada porque me mostró que la voluntad no salva vidas, como sí lo hace el conocimiento, por lo que desde entonces me he capacitado y profesionalizado”, explicó Yazú Moramay Miranda.

Si el nacimiento de unos pequeños ha sido la experiencia que mayor satisfacción causó a Miranda Téllez, el ataque con granadas que sufrió Morelia en septiembre de 2008 ha sido el más difícil de enfrentar.

“Nos pidieron llegar a la plaza de Armas para atender a los heridos, pero no pudimos llegar, nos quedamos cerca del templo de La Merced para auxiliar a los lesionados que generó el segundo incidente. No estábamos preparados, nadie sabía lo que hacía, fueron momentos de mucha tensión, por todas las personas inocentes que sufrían”, rememoró.

Héroes sin capa y con carencias

“Lamentablemente, es tras esos momentos que las autoridades voltean a vernos, a ver nuestras carencias; después de los granadazos de septiembre de 2008, nos dieron equipos de radio, que entonces eran de alta gama y muy útiles… y que son los que desde entonces tenemos”, mencionó.

Si bien son del dominio público la falta de equipos y herramientas, la obsolescencia de instrumental de trabajo y las unidades automotoras descompuestas, que acompañan el día a día de los bomberos, Miranda Téllez indicó que también se tienen deficiencias en los ingresos y la seguridad laboral de los elementos.

“Siempre pedimos apoyo para adquirir herramientas y equipo, pero también está la cuestión del salario y de la seguridad laboral, la mayor parte de los bomberos que percibimos ingresos somos personal de confianza o por contrato, son pocos los que están basificados”, reiteró.

“Sabemos que nos ven como un gasto, porque no generamos recursos, pero trabajamos para atender a la población en momentos de necesidad, por lo que agradecemos el apoyo que nos dan y esperamos que no se quede en lo que se ha hecho, aún falta mucho”, precisó.