MORELIA, Mich., 18 de junio de 2017.- ¿Qué es más difícil, ser padre o ser policía? (Risas nerviosas, carcajadas, sonrojo…) “Los niños no tienen comparación. Pero sin duda es más compleja la paternidad y cuidar a los niños, que ser policía… A los niños hay que darles la atención al 100 por ciento, ser un ejemplo de vida. Al ser padres nos convertimos en los responsables de criar una vida, de hacer personas de bien”.
Así fue la respuesta de Víctor Omar Sedano Gómez, delegado de Tránsito en Pátzcuaro y padre de una Hanna, una preadolescente de diez años, y dos gemelos de cinco años.
Sedano Gómez lleva 11 años de feliz matrimonio y con la responsabilidad de una hija a cuestas ingresó a la Policía Estatal hace nueve años. Ha brindado servicio en cinco corporaciones: la extinta Coordinación de Protección Ciudadana, Protección a Funcionarios, Tránsito, Motociclista y actualmente delegado de Tránsito en Pátzcuaro.
A los cuatro años cumplidos de servicio al Estado, y no obstante que ya conocía la dinámica de trabajo de los policías, se convirtió por segunda vez en padre, pero no en un padre común y corriente: su esposa tuvo gemelos.
Al nacer sus dos pequeños, Yino y César, la Secretaría de Seguridad Pública le otorgó diez días, un permiso breve, para que estuviera con su familia y acompañara a su pareja.
“Cuando nacieron los gemelos me dieron diez días, entonces estuve de lleno en casa, ayudando, luego se fue menguando mi presencia y aunque estoy cerca, en Pátzcuaro, por mi trabajo los veo poco”, dijo Víctor Omar con cierta melancolía y viendo a sus tres hijos que lo acompañaban.
Y es que la presencia del delegado de Tránsito de Pátzcuaro es poca, pero se siente satisfecho con el tiempo que pasa con ellos, porque aun cuando no está en Morelia, ahora tiene la oportunidad de convivir más con ellos.
“Es bien complicado combinar la paternidad con el trabajo porque las jornadas de trabajo son muy largas. Ahora estoy fuera y los veo poco, pero antes que estaba destacamentado en Morelia los veía menos”, detalló el funcionario estatal.
Para Hanna, su menor hija, el que su padre sea policía es una cuestión de orgullo y respeto; también para su hijo César, un pequeño sonriente de cinco años que no dejaba de jugar y correr.
“Con él -su papá- nunca tengo miedo, siempre me siento muy segura. Me gusta su profesión, porque además de que está viajando él hace que se cumpla la ley”, respondió Hanna al ser cuestionada sobre la profesión de su padre.
Sedano Gómez diariamente asiste todos los hechos de tránsito en Pátzcuaro y brinda apoyo vial en esa ciudad lacustre.