MORELIA, Mich., 5 de julio de 2018.- Luego de casi cuatro años, el pequeño Gabriel logró vencer el cáncer y hoy quiere regresar un poco de lo mucho que recibió para que otras personas también puedan hacerle frente a esta terrible enfermedad.

“Lo vencí con tanta felicidad que me daban mis papás y los doctores que me atendieron, y yo solo seguí luchando. Desde que estaba en la camilla solo me traían amor y eso me hizo salir adelante”, comparte, mientras dibuja una gran sonrisa en su rostro.

Actualmente tiene 12 años, pero tenía solamente seis y medio cuando le diagnosticaron Tumor de Wilms, un tipo de cáncer que se desarrolla en el área renal y que genera una masa en el abdomen y sangre en la orina.

“Sí se siente miedo al oír la palabra cáncer porque lo asocias con la muerte, sobre todo al ver que mis papás lloraban”, confiesa, Gabriel, quien al mismo tiempo veía cómo su vida cambiaba drásticamente.

“Antes era un niño normal que iba al parque y que jugaba con sus amigos, pero cuando tuve cáncer empecé a aislarme, ya no podía hacer lo mismo que otros niños, ni mis actividades normales, no podía ni siquiera agacharme”, agrega.

Durante el tiempo que recibió atención médica, Gabriel adquirió el gusto por la música de Sarah Brightman, que escuchaba para relajarse, y hoy, ya sabe tocar el piano; sin embargo, su verdadero sueño es convertirse algún día en médico para ayudar a otras personas.

Pero mientras ese momento llega, se ha dado a la tarea de llevar un mensaje de aliento a niños y grandes que también padecen cáncer, para que no olviden que “la vida es un regalo que se recibe cada día que abrimos los ojos”.

Disfrazado de sus superhéroes favoritos, lleva merienda a los familiares de los niños y niñas del Hospital Infantil de Morelia y en el Centro Estatal de Oncología comparte entre los pacientes el siguiente mensaje de esperanza:

“¿Ya agradeciste por el regalo de tu existencia? No tengan miedo, confíen en Dios, en sus doctores y enfermeras. Nunca dejen de sonreír, la vida es un regalo que se recibe cada día que abrimos los ojos, la vida es muy bella, no se rindan, recuerden que Dios da las batallas más difíciles a los mejores soldados”.

La vida de Gabriel -quien se encuentra disfrazado del Dr. Strange- cambió desde que empezó a vestirse de sus superhéroes favoritos, pues veía esa pequeña acción era una de las tantas formas de transmitir felicidad a las personas.

“Dije… yo también quiero hacerlo para que las personas se curen más pronto, para salir adelante, es dar un poco de lo mucho que recibí”.