MORELIA, Mich., 6 de junio de 2020.- Pese a que se ha enfatizado el recrudecimiento de la violencia en los hogares a raíz de la pandemia, en el segundo bimestre del año, la tendencia de personas que decidieron acabar con su vida no ha cambiado de manera sustancial.

En marzo la Fiscalía General del Estado (FGE) tuvo conocimiento de 38 casos en los que las personas se privaron de la vida, esto representa un caso más con relación a enero, cuando aún persiste el efecto de las fiestas decembrinas, época del año en que se agudiza el problema.

En el mes de abril, el Servicio Médico Forense levantó los cadáveres de 39 personas, 10 de estos en la región Morelia y ocho en Zamora, la mayoría de estos, 25, por asfixia mecánica.

Respecto a los resultados del mes de mayo, aún no se han revelado los datos, sino hasta finales del presente mes, conforme se actualiza en el Centro Nacional de Información.

Y si bien estas muertes pueden prevenirse al recibir atención psicológica temprana, lo cierto es que el reto es detectarlo, porque es un padecimiento silencioso.

Este padecimiento el año 2015 cobró la vida de 233 personas, y en el año siguiente hubo 249 víctimas, teniendo un crecimiento promedio anual del 20 por ciento.

¿Qué lo causa?

La responsable de la clínica en psiquiatría Liliana García Martínez, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), sostuvo a principios de año que los principales motivos detrás de un suicidio o tentativa es “el desamor y la infidelidad”.

Además, se encuentran entre las causas los problemas económicos, la violencia psicológica y física, de la que son víctimas los suicidas, así como temas hereditarios, enfermedades crónico degenerativas, como la epilepsia, cáncer y el consumo constante de medicamento.

Las armas más letales y contundentes son utilizadas por los hombres, como las armas de fuego, mientras que las mujeres recurren al uso de pastillas y cortadas, que no necesariamente las llevan a cumplir con su propósito.

En esto coincidió el psicólogo Juan Luis Durán Vaca, especialista de la clínica del Poniente, dependiente del ayuntamiento y quien lleva el programa de atención a suicidas, quien aseguró que un fracaso amoroso puede llevar a la muerte a una persona con poca capacidad para afrontar las dificultades de la vida.