MORELIA, Mich., 17 de julio de 2016.- De cómo las fotografías de un artista pasan de ser publicadas en todo su esplendor, a través de los medios de comunicación, a llevar de por vida una cinta negra sobre los ojos, hay millones de posibilidades, pero que ocurra prácticamente por voluntad propia, llevado por sí solo al paredón de la opinión pública es, realmente, un suceso sin precedentes.

Este domingo fue detenido Gerardo Ortiz en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara por policías federales, luego de que se girara orden de aprehensión en su contra, emitida por un juez penal de la entidad, por hacer apología del delito en el audiovisual de su tema Fuiste mía.

En un país donde se mantiene una lucha constante por el empoderamiento de la mujer, en contra de la discriminación y la violencia de género, no pareciera muy sensato grabar el supuesto asesinato de una chica en un video musical. Sin embargo, para Ortiz el feminicidio por infidelidad aparentemente está justificado.

“Hasta ahora, el hecho de hacer ese video y componer esta canción, para mí no es un delito”, dijera el cantante en una entrevista para el programa Al Rojo Vivo, de la cadena Telemundo.

Ciertamente, con eufemismos todo es posible.

El polémico clip se estrenó en abril pasado, y hasta que fuera bajado de YouTube, el 6 de ese mismo mes, obtuvo más de 20 mil visitas. En él, la historia se enfoca en una relación de pareja, donde la mujer le es infiel a Ortiz, por lo que éste, al descubrirlos, asesina al sujeto y luego comienza a seducir a la chica. Después, la lleva a la fuerza hasta un vehículo y la encierra en la maletera para posteriormente quemar el coche.

La idea y producción del video estuvieron a cargo de Ortiz. Grupos feministas y el público en general no esperaron para hacer fuertes críticas a través de las redes sociales y comunicados.

“La denigración de las mujeres tiene una expresión que está naturalizada socialmente a tal grado que hace aún más difícil su percepción. Es precisamente gracias a este tipo de naturalización que esta transita con aceptación y deleite, pues incluso llega a mostrar rostros seductores y aparentemente agradables. Uno de esos rostros seductores se crea y recrea en la mayoría de la letra de las canciones de música de banda/grupera mexicana, donde la descalificación y opresión de ellas tiende a ser una constante cada vez más acentuada”, escribió un grupo feminista en la página change.org.

La Fiscalía de Jalisco llamó a declarar al cantante, a los productores y a los actores participantes. La investigación se abrió por el presunto uso indebido de atribuciones por parte de policías de Zapopan, quienes habrían formado parte de la grabación sin tener permiso.

Además, el titular de esa dependencia señaló en ese entonces a El Universal que la empresa que produjo el video estaba ligada a Daniel Quintero Riestra, alias El Dany, presunto cabecilla del Cártel Jalisco Nueva Generación detenido el pasado 12 de octubre en el estado de Quintana Roo.

Desde ese momento las cancelaciones de sus conciertos en diversas entidades del país no se hicieron esperar. Empresarios prefirieron las pérdidas a difundir la música de un sujeto que solo se excusó e intentó minimizar el revuelo manifestando que “nadie estaba muerto ni salió maltratado en la filmación”.

La música de Ortiz se enfoca en los corridos, un género que data del siglo 18 en México y que, al parecer, solo ha logrado evolucionar, o más bien derivar, a un subgénero como el narcocorrido,  en el que se suele hablar de la lealtad, el amor, las mujeres, los excesos.

El escándalo, entonces, se justifica cuando en México hay cuatro estados en los que se ha activado la Alerta de Violencia de Género (Jalisco, Estado de México, Morelos, y 14 municipios de Michoacán), además de ser un país en el que del 2000 al 2014, el número de mujeres asesinadas asciende a 26 mil 267, que en promedio significaría 5.1 por día, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)

En ese periodo de tiempo, la cantidad de los homicidios anuales se duplicó al pasar de mil 284 a 2 mil 349, la mitad de ellos por arma de fuego.