MORELIA, Mich., 15 de febrero de 2019.- “A mí detectaron que tenía un tumor en la cabeza en 2016. Cada que me acuerdo me dan ganas de llorar..”

Ese año se convirtió posiblemente en el más difícil para Jennifer. Sus sueños de seguir estudiando se vieron interrumpidos y tuvo que cambiar los salones de clases por cuartos de hospital.  

Tenía entonces 14 años y cursaba el segundo grado de secundaria cuando los médicos le detectaron un meduloblastoma, un tumor cancerígeno maligno localizado en el cerebro que le ocasionaba dificultades para caminar, intensos dolores de cabeza y mareos.

Los pronósticos para extraerlo no eran nada alentadores, ya que el tumor había crecido al 100 por ciento, lo que complicaba una operación exitosa, o que dejara en Jennifer posibles secuelas como pérdida de la memoria o problemas para volver caminar.

Pero tras año y medio de medicamentos y agresivas sesiones de radio y quimioterapia, la salud de Jennifer se recupera poco a poco.

“Cada 22 días me subían a peso, a una quimioterapia que duraba ocho días, y después y me mandaron a radiaciones. Fue como un año, año y medio. Ahorita me dicen que ya puedo estar bien, que ya no hay nada, solo estoy en revisión, y cada medio año me hacen una resonancia”, compartió.

El tumor cancerígeno ha desaparecido completamente de su cerebro y Jennifer ha recobrado el sueño de seguir estudiando. Quiere terminar la secundaria, aprender computación e inglés, y más adelante, convertirse en enfermera para ayudar a otras personas que como ella, fueron diagnosticados con cáncer.

Actualmente, Jennifer tiene 17 años y continúa recibiendo el apoyo de la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC) en Michoacán, una institución que brinda apoyo integral y complementario de manera gratuita a menores que se atienden en el Hospital Infantil de Morelia, a través de alimentación, hospedaje, medicamento, estudios, transporte y educación.

“De milagro me salvé porque dicen que ya no me podían operar, pero hicieron el esfuerzo y sí, (…) me quitaron el 65 por ciento (del tumor), pero ya desapareció. Solo hay una posibilidad de que pudiera regresar, pero ya no me pueden operar otra vez, solamente con las quimioterapias me estarían controlando pero ahorita ya no tengo nada”, agregó

Por ello, y a propósito del Día Mundial del Cáncer Infantil, que se conmemora cada 15 de febrero, Jennifer quiere enviar un mensaje de aliento a otros niños y jóvenes que han sido diagnosticados con cáncer para que no pierdan la fe y continúen luchando hasta vencer su enfermedad.

“Que le echen ganas, que Dios siempre está con nosotros y nunca nos deja. Mi familia, mi mamá y mi papá siempre me hacían seguir adelante, por eso es que yo quiero vivir, porque yo quiero seguir viendo a mis papás”, concluyó. 

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