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MORELIA, Mich., 28 de octubre de 2016.- La preservación del ejercicio del derecho a la manifestación es fundamental para la sociedad, ya que una restricción en este rubro sería una involución, aseveró Jacinto Robles Camacho, delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Michoacán.
Cuestionado en torno de la conveniencia de la aprobación de una ley para la regulación de las marchas y movilizaciones sociales y gremiales, con el objetivo, entre otros, de contener y evitar el daño producido durante éstas al patrimonio cultural, Robles Camacho acotó que una regulación sería favorable a condición de que no fuese restrictiva en demasía.
Consideró que no es posible ni apropiado impedir la realización de marchas y movilizaciones, ya que se trata de un derecho ganado por la población.
El delegado local del INAH aseveró que la generación de marchas y movilizaciones responde a una necesidad no atendida por el gobierno en sus diferentes niveles, por lo que se debe priorizar el ataque a las causas, más que a las consecuencias.
Reiteró que las autoridades gubernamentales deben privilegiar el diálogo y la negociación en la medida de sus competencias con los sectores de la ciudadanía que muestren inconformidad, con el fin de evitar la aparición de movilizaciones.
No obstante, en caso de no ser posible prevenir el surgimiento de una marcha, la sociedad debe tener garantizado el derecho a manifestarse.
Explicó que para reducir el impacto negativo de la movilización social y gremial en la conservación del patrimonio cultural, es preciso recurrir a la concientización.
De acuerdo con Jacinto Robles, desde el INAH se ha buscado el acercamiento con escuelas normales para exponer a los jóvenes que el derecho a la manifestación no debe ser vulnerado, y el daño por vandalismo al patrimonio cultural es uno de los mecanismos que contribuyen a su restricción.
Aseguró que se han tenido buenos resultados y una adecuada recepción por parte de los normalistas, ya que, con la salvedad de las actividades del pasado quince de octubre, las manifestaciones de los normalistas fueron “pacíficas”.
Datos de la Gerencia del Patrimonio Cultural de Morelia detallan que entre el 26 de septiembre y el quince de octubre de 2016 se dañaron por pintas y grafittis durante movilizaciones sociales y gremiales en la capital del estado una media de 33 edificios de cantería, entre los que destacan el Palacio de Gobierno, el Palacio Federal y el templo del Sagrario Metropolitano.
Las movilizaciones experimentaron un incremento de su capacidad de afectación a los inmuebles patrimonio en ese periodo de tiempo, por lo que fueron consideradas por la instancia municipal como las más perjudiciales para la preservación del registro arquitectónico, cultural y artístico en los últimos meses.