MORELIA, Mich., 27 de mayo de 2019.- Un meteoroide de menos de 20 metros de diámetro fue el cuerpo estelar que cayó en Uruapan la noche de este domingo, y aunque no se generó un impacto con la superficie de la Tierra, la estela de luz y el estruendo que cimbraron se debieron al incendio provocado por la onda de choque ocasionada a su ingreso a la atmósfera, donde fue desintegrado.

Así lo explicó en entrevista con Quadratín Carlos Tapia Schiavon, doctor en astronomía, académico del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica (IRyA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Campus Morelia, en que explicó la relevancia del fenómeno que acaba por considerarse prácticamente inofensivo, pero relevante para la investigación.

“Podríamos decir que lo que pasó en Uruapan se trató de un meteoroide, que es un cuerpo pequeño de menos de 20 metros de diámetro. La luz que se observó fue producto del incendio en la atmósfera, y el estruendo se debió a que se generó una onda de choque”, explicó.

Las consecuencias de la onda de choque

A pregunta expresa, comentó que el meteoro no haya impactado en la superficie de la Tierra, esta onda de choque puede afectar antenas de comunicación que estén cerca de las zonas cercanas al impacto con la atmósfera, aunque aclaró que esta onda no suele generar daños directos a la salud de la población ni afectar la vida cotidiana.

“Dependiendo del tamaño del asteroide esta onda puede alcanzar entre 20 y 80 kilómetros de altura. No se tiene registro de que este tipo de ondas de choque hayan generado daños a la salud. Para ello tendría que tratarse de asteroides grandes, porque si son de más de 25 metros de diámetro la atmósfera no lo alcanza a deshacer, y sería como arrojar una bomba”, explicó.

Añadió que además del espectáculo visual que generó, si se llega a encontrar algún rastro del meteoroide de Uruapan, sería relevante para el estudio de su composición química, que sirve para hacer investigaciones sobre el origen del sistema solar, porque son cuerpos que se formaron al mismo tiempo que la Tierra.

Complicado, hallar rastro del meteoroide

“Puede ser que este meteoroide no se encuentre físicamente en la superficie de Uruapan, sería muy difícil encontrar rastros porque se deshizo en la atmósfera. Otra posibilidad es que haya sido basura espacial, satélites obsoletos que por la gravedad de la Tierra tienden a caer acá, pero hablamos de objetos de uno o tres metros que se desintegran al ingresar a la atmósfera”.

Detalló que al ingresar en la atmósfera de la Tierra estos se deshacen en la atmósfera por la fricción, son como las estrellas fugaces que hemos visto; los meteoritos son aquellos que no se alcanzan a desintegrar y al impactar contra la superficie dejan un cráter.

La Tierra, entre dos cinturones de asteroides

Tapia Schiavon detalló que el planeta Tierra como cualquier otro está sujeto a este tipo de eventos, porque además del sistema solar y los planetas se encuentra un cinturón de asteroides después de la órbita de Marte, y en la parte externa se halla el Cinturón de Kuiper, que contiene meteoritos.

“En astronomía un asteroide es cualquier cuerpo rocoso o metálico que se encuentre en órbita alrededor del sol, y estos cuerpos tienen un diámetro mayor a 50 metros, son objetos grandes; después tenemos a los meteoroides, estos son cuerpos pequeños del tamaño de grano de arroz hasta menos de 50 metros de diámetro”, explicó.

De la Península de Yucatán a 1908 en Siberia y 2013 en Rusia

Tapia Schiavon recordó que en la historia reciente, en Rusia cayó un meteoro en Chelyabinsk en 2013, donde la onda de choque quebró vidrios que dejaron algunos lesionados, o como el que cayó en Tunguska, Siberia en 1908, que es el de mayor tamaño registrado en la historia reciente.

El académico señaló que otro ejemplo de asteroides de gran tamaño es el cráter de la península de Yucatán, donde se tiene la hipótesis de que un meteoro impactó y generó la catástrofe en que se extinguieron los dinosaurios hace alrededor de 65 millones de años.

“Predecir la entrada de estos asteroides a la Tierra es muy difícil porque no emiten luz propia, entonces para eso existen instrumentos de monitoreo de basura espacial y de pequeños cuerpos; pero es muy difícil predecirlos a menos que sean muy muy grandes”, concluyó el investigador.