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COPÁNDARO, Mich., 22 de octubre de 2021.- Ya ha pasado el mediodía y el sol quema con intensidad. Ahí en los prados de flores amarillas, rojas y blancas, está la vida, un ciclo con los polinizadores volando de un lado a otro. En un costado, en una pequeña brecha, aparece caminando un productor de flores. Lleva una hoz en la mano.
Se trata de Eugenio, productor de flor de cempasúchil, quien tiene 61 años. Él sigue la tradición de las flores aunque de profesión es agrónomo por lo que también se dedica a otras cosas, expone a Quadratín.
“Aquí, que yo me acuerde, con mi papá tenemos unos 40 o 50 años con la tradición”, dice, y cuenta que Copándaro ya tiene flores de mejor calidad porque se ha tecnificado y hay un manejo diferente; “yo recuerdo cuando los tiempos eran más rústicos y de chiquillos apenas podíamos con los manojitos, y ahí ayudándole a nuestro papá y a los compradores a cargar las camionetas para llevarlas al mercado”, cuenta.
Esto tiene dos aspectos, dice Eugenio; hay un aspecto cultural, y otro económico, “aquí se vuelve a conjugar una tradición de muchos años, esta tradición tuvo un gran apogeo desde hace unos 60 o 70 años, y yo recuerdo cuando eran superficies un poco más pequeñas”, expone el productor.
Esto es una tradición, reitera, junto con lo que se viene como el pan de muerto, las ofrendas. “Aquí en Copándaro, por años era un potencial cebollero, chilero y en esa época aquí olía a jitomate, a chile, a cebollas”, manifiesta el hombre quien dice que al final el campo es un trabajo de manos, al tiempo que las muestra a este reportero; están callosas, ásperas y rugosas.
Estas especies llegaron a Copándaro para quedarse y conservarse, y que fueran una alternativa para la gente muy creyente en lo religioso, explica Eugenio.
Es una forma de subsistir, asegura, porque de aquí depende el sustento de varias familias; “es un cultivo que…así que se le tenga que invertir mucho, no, pero pues no es muy rentable, es algo alternativo, un cultivo violento de dos o tres meses, pero en lo económico hay un beneficio” expone, y explica que por “violento” se refiere a “rápido”.
Invita a la gente a visitar los campos de cempasúchil en el municipio de Copándaro, que realmente está muy cerca de Morelia.
Eugenio, sin inmutarse demasiado por el sol, cuenta que este año hay mucha especulación por la flor, y es que el año pasado les fue muy mal con la pandemia, por lo que este año hubo mucha precipitación; “aún así, estamos hoy optimistas; por ahí hay un rumor de que hay muchos clientes que han venido, y aunque es una derrama muy pasajera, a mucha gente le sirve”, expresa.