SAHUAYO, Mich.,24 de septiembre de 2019.- Contaminación y azolve, producto de ser el recipiendario de las descargas residuales de los asentamientos humanos en su rivera causan la contaminación del río Lerma, el Lago de Chapala o la Laguna, que agoniza y en poco tiempo podría convertirse en una zona desecada, con las consecuencias que una crisis de este tipo traería a quienes precisamente durante años la generaron: los seres humanos. Lo anterior forma parte de las voces de alerta que dieron organizaciones civiles, científicos y población en general, quienes urgieron a las autoridades a realizar acciones para detener este deterioro.

El lago es un termorregulador de la zona occidente del país y proveedor de agua para riego en poco más de 6 mil hectáreas en la parte de Michoacán, en los ejidos de los municipios de Villamar, Sahuayo, Jiquilpan y Venustiano Carranza; en el caso de Jalisco, es el principal abastecedor de agua para la zona metropolitana de Guadalajara, pues le aporta el 60 por ciento del agua que consume.

El lago forma parte de la cuenca Lerma-Chapala, constituida por 53 mil 591 kilómetros cuadrados y es recipiendario de los mil 194 kilómetros de cauce principal; la Comisión Nacional del Agua tiene ubicados en esta cuenca 37 acuíferos: 16 en Guanajuato, 6 en Jalisco, 9 en Michoacán, 2 en Estado de México y 4 en Querétaro de los que se extraen aproximadamente 5 mil 200 hectómetros anualmente a través de 14 mil 652 pozos activos.

De acuerdo a investigadores del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR) del IPN con sede en Jiquilpan, el Lago de Chapala recibe principalmente dos tipos de contaminantes y que son identificados como bacterias patógenas, materia orgánica, grasas y mezclas de aguas residuales y contaminantes químicos como grasas, aceites, metales pesados, detergentes, fertilizantes y plaguicidas. 

El lago de Chapala es uno de los 134 sitios Ramsar del país y uno de los nueve de Michoacán que a través de la Semarnat busca el nombramiento de área natural protegida para la ex isla de Petatán, nombramiento que se requiere para construir el santuario de los Pelicanos Borregones como un área natural protegida y preservar de esta manera la integridad de este humedal, toda vez que el municipio no alcanza a cubrir presupuestariamente el cuidado y protección del lugar. Los pelicanos borregones arriban a la ex isla de Petatán, del municipio de Cojumatlán, entre abril y noviembre.

Organizaciones ecologistas y diversas voces de la sociedad civil establecen que la pérdida de volumen del lago está asociada directamente con el incremento del azolve. De acuerdo a datos del CIIDIR han entrado al lago 78 millones de metros cúbicos de sedimentos, esto solo a través del río Lerma, sumando a las 100 millones de toneladas de azolve que denunció la organización Corazón de la Tierra, debido principalmente a la deforestación en esta región y en la cercanías de ríos tributarios del lago; “el fenómeno reduce la capacidad de almacenamiento en 2.5 milímetros cúbicos y aumenta el lecho del lago en 7 milímetros cúbicos anuales, lo que eventualmente llevaría a este embalse al azolve total”.