MORELIA, Mich., 29 de enero de 2018.- La zanja alcanza poco más de un metro. Se levantó todo.
Serán, según el arquitecto, Javier Barrón, unos 360 metros de largo de concreto hidráulico con 18 centímetros de espesor.
Es la lateral de Avenida de las Fuentes, uno de los principales accesos hacia el sur de la ciudad a la zona alta.
Los trabajos iniciaron apenas hace 15 días, pero en este acceso, corredor comercial por excelencia, los propietarios de  establecimientos ya resienten los efectos de los primeros 15 días de trabajos de rehabilitación carretera.
Un recorrido a pie, da cuenta de más de medio centenar de negocios que se se encuentran asfixiados entre la obra y la zona peatonal, la de enfrente.
Llama la atención en especial uno. Un taller mecánico denominado Profix.
En su interior unos diez vehículos, entre ellos dos ambulancias, se encuentran varados.
Es imposible que salgan por los trabajos realizados. De hecho, el propietario tuvo que acudir al alquiler de un terreno para poder cumplir con sus clientes.
En esta avenida hay de todo. Desde panaderías, estéticas, fondas, restaurantes, farmacias, tiendas de pinturas, ferreterías, centros de internet, tiendas de abarrotes… de todo.
Una cuadrilla de unos 30 hombres entran a la faena, acompañados de dos maquinas pesadas que apoyan.
El trabajo de reconstrucción se encuentra en pañales y aún faltan tres largos meses para que concluya.
“Tenemos el contrato hasta abril, pero hacemos todo lo posible porque los tiempos se acorten. No queremos causar afectaciones a los comercios”, justifica el arquitecto Barrón.
Sin embargo, las mermas en los comercios ya son más que evidentes.
La propietaria de la boutique J y H, argumenta que no hay compradores porque no tienen donde estacionarse, ya que el carril de enfrente se habilitó de ida y vuelta.
Se deben quedar en la gasolinera o dar la vuelta hasta adelante de la curva. Mejor optan por no venir, aparte de las condiciones del polvo y tierra”, lamenta.
Y la caída del comercio se evidencia aún más en el negocio de tortas Las Ahogaditas.
Ahí ni una mosca se ve, salvo el personal.
Dice el propietario que desde el inicio de los trabajos, las ventas se cayeron hasta en un 80 por ciento.
Igual sucede con la Comex. “Ve como estamos”, dice el empleado, señalado al interior del inmueble vacío.
La avenida se encuentra cubierta por una malla plástica protectora, pero se abrieron algunos espacios y se colocaron polines para cruzar las líneas del drenaje que aún se encuentran abiertas.
Es difícil evaluar el alcance de las pérdidas, aún.
Pero el desarrollo tiene sus costos.