Comercio informal en cruceros, una consecuencia de la crisis postcovid

MORELIA, Mich., 9 de julio de 2021.- En los cruceros de la capital michoacana es muy común el comercio informal que ha nacido de una doble necesidad; por un lado, para que personas que por el tiempo y distancia no alcanzan a comer algo, lo puedan hacer; y por el otro, para beneficio de los vendedores, mermados en lo económico por la pandemia.

Daniel, un joven que vende jugos y fruta picada, señala que a últimas fechas las ventas en el crucero de la salida Quiroga han estado bajas; “yo supongo que es por las lluvias, no sé, porque nosotros aquí vendemos cosas frías, aunque hay un señor que vende café y supongo que es al que le tiene que ir un poquito mejor y no; también nos ha dicho que le ha estado yendo mal”, dice, pero tampoco descarta que sea porque han aumentado los contagios de Covid 19.

En los cruceros se vende por lo regular dulce y comida, cosas que la gente pueda llevarse rápidamente en su trasborde; “es temprano cuando se llega a vender algo calientito como chocolate o atole y ese tipo de cosas, pero por lo regular es dulce”, dice el joven comerciante.

Daniel reconoce que el crucero la salida Quiroga es de los mejores, porque es donde mayor flujo de personas hay, es a donde llegan los camiones de las colonias que están hacia la salida a Quiroga, donde baja mucha gente para tomar otro camión o colectivo con rumbo al Centro o por el libramiento de Morelia.

En el caso de Diana, una joven de 17 años, es difícil vender en el crucero por las lluvias, por el calor y el viento, pero también estar armando y desarmando el puesto, confiesa, cuidando siempre su mercancía, que no se moje o le pegue el calor.

Cuenta que llega a las 7 de la mañana y se queda trabajando ahí 12 horas, porque se retira a las 7 de la noche. Es cansado, pero aprovecha para hacer sus cosas, aunque tuvo que dejar la escuela por lo pronto, algo que retomará en cuanto se pueda.

Las ventas son variadas como todo; a veces puede vender bien y otras veces no vende mucho. Sin embargo estar ahí también representa un riesgo, lo reconoce, y cuenta que en una ocasión tuvieron que cuidarse de un hombre que estaba ahí en las cercanías, alcoholizado y con un arma de fuego