TANHUATO, Mich., 5 de junio de 2020.- Un charco en descomposición de materia orgánica y fétida que provoca en quienes viven cerca una constante sensación de vómito, y también molesta a toda persona que transita por ahí de vez en cuando. Eso es el Río de Las Nutrias, ubicado en la cabecera municipal de Tanhuato de Guerrero.

Quienes integran el abanico causal de contaminación son las aguas negras de la cabecera municipal, que hace 40 años –no se consiguió la fecha exacta– fueron direccionadas a dicho cuerpo de agua; también los desechos de industrias procesadoras de lácteos, como Cremería Roche, ubicada en la rivera del río, que ubicada en la ribera del río libera ahí todos los residuos –sueros y productos químicos– sin ninguna sanción; el rastro municipal, cuya administración es por parte del ayuntamiento, que arroja la sangre y vísceras que resultan de la matanza de animales.

“Aquí, una de las causas más fuertes son las descremadoras donde generan los productos lácteos. Esas empresas todo lo avientan para el río, no sé qué tanto químico se utilice además de las grasas que sobran, y todo eso es la nata o lo blanco que se junta”, indicó un vecino que prefirió mantenerse en el anonimato. Esa capa de color blanquecino son los residuos de la leche que, en descomposición y al aire libre, genera gases y olas de aromas fétidos.

Las descargas contaminantes de las industrias procesadoras de lácteos iniciaron hace 30 años, según contó el biólogo David Arreguín, quien también rescató que “en la actualidad quedan una o dos cremerías nada más, con cierta capacidad de producción, “que es la única que está continuando con el mismo proceso (sic).

“Han tomado precauciones tratando de tener mecanismos para contaminar lo menos que se pueda, pero de manera directa, siguen descargando al drenaje los desechos”, afirmó.

Sin embargo, Elva Delia Damián, regidora de ecología en Tanhuato, aseguró que no solo son dos plantas procesadoras de lácteos, sino que también, “están los Gil por la calle Ocampo; están los Magdaleno, por la calle Constitución y Chapultepec; está Mota, por la calle Emiliano Zapata, allá por la entrada. Y todos ellos descargan, ellos no tienen con qué tratar sus desechos, los arrojan directamente al drenaje”, expresó.

El otro vector contaminante son las aguas negras de la cabecera municipal que, en todo momento, entran al río y se mezclan con los residuos lácteos, lo que intensifica los aromas.

La comunidad tanhuatense, en su día a día, genera residuos domésticos que van al Río de Las Nutrias y que, por la falta de corriente en éste, se quedan estancados. Así, lo que antes era un caudal de agua transparente, ahora es una masa estática de lodos putrefactos.

En total, son 3 mil 514 tomas domiciliarias las que vierten aguas negras sobre el río. Además, también son liberados ahí los excrementos provenientes de corrales de animales como vacas, cerdos, pollos y caballos.

El Rastro Municipal, donde cada día son aniquilados animales de granja para la industria de la carne, sangre, vísceras, y excremento, genera residuos que viajan desde esta instalación hasta el Río de Las Nutrias. Ahí se juntan con los lácteos en descomposición y los desechos fecales, y arman un móvil que arrebata toda esperanza de que ese lugar vuelva a ser un cuerpo de agua corriente limpia.

Además, la agricultura frecuentemente usa y aplica agroquímicos a las plantaciones o cultivos, los cuales, por las lluvias o por la acción de los regadíos, pueden ser trasladados hasta desembocar en el Río de Las Nutrias. “Los organismos, si no mueren por contaminación de los sueros o el drenaje, lo hacen por los productos sistémicos que son químicos en potencia”, indicó el biólogo David Arreguín.

No solamente los usuarios de un hogar que tienen drenaje están contribuyendo a la insalubridad del río. Ese daño es en generalmente originado por todos los habitantes, ya sea por la agricultura, por exagerar en los productos químicos que aplican a las tierras de cultivo, por no tratar de forma responsable los residuos de sus industrias y por tirar basura en esa zona.

Rafael Ramírez, afectado por la situación, sigue preocupado de que “las industrias de lácteos que están en la ribera del Río de Las Nutrias descarguen desechos que no sabemos en realidad de qué tipo son. El más conocido es el que le llamamos suero, pero ya no es de forma tan natural, sino industrializado. Lleva diferentes químicos que se vierten al río, y se juntan con el drenaje”.

Pocas personas son las que recuerdan cómo era el río antes de la contaminación que lo asfixió, cuando se podía nadar en sus aguas, pescar, y pasar tiempo en su ribera. Actualmente solo hay quejas, malestar y preocupación por la condición en la que se encuentra.