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CIUDAD DE MÉXICO, 14 de febrero de 2024.- El 19 de septiembre de 2017, un sismo de magnitud 7.1 —con epicentro en Axochiapan, estado de Morelos, activó el Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX). Debido a la proximidad y profundidad del temblor las ondas fueron percibidas por los habitantes de la Ciudad de México y Puebla casi a la par del sonido de alerta; sólo tuvieron nueve segundos de anticipación. En Oaxaca se oyó 42 segundos antes.
De acuerdo a la información publicada en el portal UNAM Global, SASMEX es una alerta temprana para temblores operada por el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (CIRES) a través de 96 sensores ubicados en Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Puebla y Oaxaca. Se activa al detectar un movimiento de tierra potencialmente peligroso para las personas.
“Con dicha alerta se busca proteger las zonas más densamente pobladas y con mayor infraestructura vulnerable a temblores, como el Valle de México, Oaxaca, Colima y Guadalajara. Esta herramienta de prevención no está en toda la República debido a que en ciertos lugares, en vez de alerta, podría causar alarma, pues hay localidades donde la sismicidad es baja y son casi imperceptibles”, comenta Víctor Hugo Espíndola Castro, investigador del Servicio Sismológico Nacional (SSN).
Uno de los mitos alrededor del sistema —indica— es que debe activarse cada que hay un sismo, pero esto es falso. Tan sólo en la Ciudad de México se registran cerca de 70 temblores diarios y no por eso debe sonar 70 veces. Lo que realizan en el CIRES es calcular el número de aceleraciones máximas de ciertas estaciones cercanas al epicentro para asegurarse de si es necesario detonar la alerta.
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