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MORELIA, Mich., 31 de octubre de 2015.- Entre el frío y la oscuridad de la noche, este viernes el Panteón Municipal se vistió de tradición. El cementerio más grande de Morelia cerró sus puertas, pero paradójicamente dio entrada a unos 50 afortunados que pudieron apreciar un amplio bagaje cultural.
Eran las 20 horas de este viernes y quienes respondieron a la convocatoria del ayuntamiento moreliano, se comenzaban a aglutinar a las afueras del cementerio; pues por morbo o tradición, querían andar bajo la oscuridad de la noche por los rincones del panteón municipal.
Vistiendo de catrinas y los hombres con largas túnicas, los guías de turistas comenzaban a organizar a los presentes para dar inicio a un recorrido cargado de tradición.
Una ligera brisa amenazó a los asistentes, e incluso provocó que el guía a cargo del recorrido adelantara que sería breve en el repertorio cultural previsto, provocando desaliento en los niños, jóvenes y adultos que esperaban con ansias escuchar más de la historia que viste al cementerio moreliano.
Con velas a las orillas de los pasillos, se alumbraba medianamente el camino por el que se condujeron los “curiosos y miedosos”, así llamados por César Amed Santana, quien portando una túnica y sosteniendo un quinqué, encabezó el recorrido.
Las leyendas y reseñas expuestas quedaron cortas ante los 126 años de historia que acompañan al cementerio de la ciudad. Sin embargo, con atención los presentes escuchaban cada palabra que emanaba de la boca de César, y los rostros de asombro evidenciaban el desconocimiento que se tiene sobre la grandeza de este recinto mortuorio.
“El arte funerario es la herencia que nos han dejado nuestros antecesores para rendir homenaje a nuestros muertos. Esto con símbolos religiosos y tradicionales”, citaba el guía mientras invitaba a los caminantes nocturnos a cesar su andar frente a la Virgen del Rosario, hecha a base de mármol por el escultor italiano Alfonso Ponzanelli.
Conforme avanzaba el recorrido, una joven vestida de catrina paró de tajo a los espectadores al compartir un poema dramatizado de la canta autora Ana Gabriel, titulado Boda Negra.
“Oye la historia que contome un día el viejo enterrador de la comarca, era un amante que por suerte impía, su dulce bien le arrebato la parca”, citaba la joven vistiendo un llamativo disfraz de catrina.
Otra de las historias que enriquecieron el recorrido fue la de Don Fermín Ramírez, el primer sepulturero que conoció el panteón de Morelia. Al nombrarlo, se recordó que al grito de “las ocho y sereno una oración por las lágrimas del cementerio”, el sepulturero culminaba sus largas jornadas de trabajo en el cementerio más antiguo y grande de Morelia.
El caminar de aproximadamente 80 minutos, cesó al llegar a la capilla del Obispo Arciga, en donde con el estruendo e iluminación de una serie de juegos pirotécnicos, se consumó el primer recorrido nocturno del presente año en el suelo del panteón de Morelia.