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MORELIA, Mich., 3 de julio de 2013.- Hace un año que María Guadalupe Martínez Jiménez retomó una meta que dejó pendiente 36 años atrás; cursar una carrera universitaria es un objetivo que no perdió de vista con la maternidad; al contrario su motivación se incrementó luego de sus tres hijas se graduaron como profesionistas.
Ahora con 57 años de edad, no sólo se convirtió en abuela sino que estudia la Licenciatura en Historia en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, de tal manera que de lunes a viernes dedica su tarde a cursar sus estudios profesionales y las mañanas a estudiar.
“Me desvelo y le dedicó más de ocho horas diarias a mis estudios como cualquiera a quien le interesa aprender algo nuevo”, resaltó.
En tono de broma dijo que sus hijas fueron las primeras sorprendidas con la noticia de que ella era una de las 55 mil estudiantes de la Universidad Michoacana; de un rato a otro pasaron de la sorpresa a brindarle todo su apoyo al igual que su esposo, que se encargo de conseguir las guías de estudio para que pudiera presentar su examen de ingreso a la Casa de Hidalgo.
De esta manera, también de manera indirecta sus hijas entendieron que aunque la hicieran abuela sus estudios serían su prioridad antes que ser niñera, cocinera o ama de casa.
“Estudiar abre puertas no tanto para buscar un trabajo sino para ampliar el pensamiento, el bienestar, genera salud y aprender cosas nuevas hasta te hace sentir joven”, expresó.
Su hija mayor estudio Ciencias de la Comunicación, culminó una maestría en Estudios Latinoamericanos y es investigadora; la siguiente descendiente reside en Turquía y la más pequeña de sus herederas se graduó como ingeniera eléctrica, además de estar orgullosa de ellas y sus logros académicos a María la enaltece que sus hijas se formaron en instituciones públicas y por sus promedios de excelencia gozaron de becas.
“Ellas me preguntan que cómo voy en la escuela; les respondo que bien, al tiempo que me repiten lo mismo que yo les decía a ellas cuando eran estudiantes cuando les pedía que me explicarán qué significaba ir bien”
Con el mismo rigor que ella revisaba las calificaciones de sus hijas y los promedios finales, ahora tiene que informarles cuales son las notas que obtuvo en sus exámenes y explicarles que tendrá que mejorar el 8.5 con el que acreditó su segundo semestre y las expectativas que tiene para el siguiente año.
Uno de los obstáculos con los que se enfrentó a lo largo del primer año de su carrera fue darse cuenta que la forma en que ahora se enseña en las universidades es muy distinta a como era hace cuatro décadas cuando ella cursó hasta el quinto semestre la carrera de medicina en la UNAM.
En este sentido, mencionó que ahora las estrategias didácticas demandan la participación del alumno y el profesor es un orientador mientras que hace algunos años la costumbre era que el maestro exponía su clase sin interactuar mucho con sus discípulos a quienes consideraba como receptores del conocimiento pasivos.
“La verdad estudio para mí para que cuando se me acerque alguien tener las palabras adecuadas y tener conocimientos que compartir”, responde cada vez que alguien se le acerca para decirle que cuando culmine sus estudios en tres años más tendrá seis décadas de vida a cuestas.