Asegura Suárez Inda no tener denuncias de pederastia
MORELIA, Mich., 20 de febrero de 2015.- La fe y la esperanza inundaron el Centro Histórico.
Eran miles. Miles de gargantas, milas de palmas que aplaudían, extasiadas, emocionadas.
Estaban a la espera de su guía: el Cardenal, Alberto Suarez Inda, hombre de 75 años, oriundo de Celaya, Guanajuato.
Suárez Inda, el hombre al que Francisco, el Papa argentino le confirió la encomienda para reforzar la fe en este tierra; tierra difícil, caliente, complicada, rehén de las armas, del narco, de la violencia, esa que no existe en el discurso oficial.
“Encomiendate a San Policarpo, para que seas testigo de la gracia que el Señor tiene en este tierra caliente”, confesaría el cardenal del diálogo sostenido con el Santo Padre, allá en el Vaticano, en los momentos de su unción.
Ya era uno de los 227 Cardenales que la Santa Sede tiene distribuidos en el mundo.
Cuatro horas, 240 minutos. Un recorrido de la Catedral hasta Guillermo Prieto. El presbiterio alzaba las manos, saludaba a los efusivos asistentes, todos de la grey católica, la que tiene el 90 por ciento del mercado religioso.
El festejo no era para menos. Morelia tiene un potencial sucesor de San Pedro, el apóstol en el que Jesus, el Mesías fincó su iglesia, su legado, su mensaje, su evangelio hace más de 2 mil años, allá, en el medio oriente.
Fueron cuatro horas de fiesta, no de la fiesta común: fueron de fiesta espiritual, con quietud, calma, tranquilidad.
Hacia muchos años que un ambiente, un oxígeno de esos no se respiraba en Morelia.
El ánimo de los cánticos cristianos llevaban el éxtasis. No quedó duda: el nombre de Jesús en labios de miles y al unísono causaron un furor distinto; distinto al que provocaron “Los Ángeles Azules” con su cumbia y 50 mil asistentes.
En efecto, nada que ver.
Y luego el discurso.
Suárez Inda ofreció su primera homilía como cardenal y llamó los michoacanos a tener paciencia para enfrentar las adversidades de un Estado como este
Suárez Inda fue recibido calurosamente por unos 20 mil feligreses que abarrotaron la avenida Madero de esta capital. Solamente el ayuntamiento habilitó 2 mil 300 sillas y gradas para 7 mil 500 personas. Todo se llenó.
Durante un breve mensaje, Suárez Inda puntualizó que “el Cardenal no será un accesorio decorativo”, sino un eje, bisagra y motor de la fe, y difusor del evangelio.
“Seré el heraldo, la voz del evangelio”, confirmó el cardenal, quien fue arropado por una docena de obispos, decenas de sacerdotes, cientos de religiosas y seminaristas.
Al evento, arribó el gobernador del Estado, Salvador Jara Guerrero, el alcalde de la capital, Wilfrido Lázaro Medina y el presidente del Supremo Tribunal de Justicia, Juan Antonio Magaña de la Mora.
En su mensaje, Suárez Inda convocó a contagiar el bien, así como antes se contagió el mal en esta entidad, escenario de violencia por la presencia de grupos criminales.
“Hay que vencer el mal, haciendo el bien”, matizó el presbítero ante ovaciones generalizadas de sus seguidores.
Suárez Inda también fue arropado por Juan Spiker, pastor mayor de la comunidad cristiana “Mas Vida”, José Luis Gámez, de la Iglesia Bautista, Obet López, de la Iglesia Presbiteriana y representantes de los mormones.
“Suárez Inda llega en momentos en que los michoacanos necesitamos un nuevo empuje, abre una esperanza. Replantea nuestra religiosidad”, reconocería Santiago Tapia, el vínculo del gobierno con las institucionales religiosas.
Esto va más allá de lo pastoral. Su nombramiento ha sido para el bienestar social ante un pueblo que es católico, pero duro y en el que se han abandonado muchos valores. Esperamos que sea el motor de un cambio”, confió.
Suárez Inda, el sucesor 34 de Vasco de Quiroga, llegó, agradeció, entregó su corazón a las manifestaciones de apoyo.
En respuesta, el reconocimiento amplio de una ciudad y un Estado que esperan con ahínco un cambio profundo.
¡Bienvenido, Cardenal!