YURÉCUARO, Mich., 16 de mayo de 2015.-“Soy Rebelde”, de la española Jeanette, una ovación y muchas lágrimas acompañaron el pesado féretro de madera.
Adentro iban los restos de Enrique Hernández, el candidato de Morena a la alcaldía de este lugar.
Iban a la Iglesia La Purísima, insuficientes para todos sus seguidores.
“Ahí está tu canción, esa ríe siempre te gustó”, indicaba una allegada, mientras en el altoparlante se elevaba la y siete y romántica canción, clásica en la década de los 70s.
“Sólo lo pudieron tumbar por la espalda”, exclamó su hija, Lupita Hernández.
Con voz bragada, igual a la de su padre, la joven aseguraba que su padre no tenía miedo.
“Siempre andaba empuñando su pistola a la cintura”, recordaba ante miles de amigos, familiares y simpatizantes de Morena de este lugar.
Pero ese día su arma no le sirvió.
Enrique Hernández fue abatido la tarde del jueves, tras concluir un mitin político.
Una lluvia de disparos, uno de ellos en la cabeza y mortal, le quitaron la vida.
El cuerpo de Enrique Hernández, “El Llamaradas” ahí estaba, dentro del féretro, abierto para que su gente se despidiera de él.
Tras el vitral del mueble se apreciaba con su clásica camisa clara, de manta, con diseños indígenas, la misma de la foto oficial de la campaña.
Hombres, mujeres, niños. Todos con un semblante de enojo, de dolor realizaban una pasarela para observar por última vez el rostro de un líder “que se atrevió a defender a su pueblo”, dijera Luz María Núñez, la candidata al gobierno estatal.
Las mujeres con los ojos hinchados por las lágrimas de las últimas 48 horas.
El clamor de justicia fue generalizado.
Una larga columna humana recorrió las calles para llegar hasta  el camposanto.
El traslado del féretro era auxiliados por decenas de manos de hombre y mujeres que cargaban el cuerpo de Enrique Hernández.
El pequeño Partenón familiar le esperaba. Ahí descantaría su cuerpo, junto al de sus padres.
Media docena de ladrillo y un puñado de mezcla sellaban el descanso eterno de un valiente.