MORELIA, Mich., 10 de mayo de 2016.-  Silvia Sánchez es madre de cinco, y es también madre soltera. Cuatro de sus hijos ya dejaron de ser niños, y su única hija ronda los siete años. Es madre soltera. Cuenta a Quadratín que del padre de sus hijos varones se separó hace once años, y desde entonces saben muy poco de él.

 

Cuenta que peleaban mucho, y por ello se separaron. Ella ha sacado a sus hijos adelante, a veces sola y otras ayudada por su familia, porque padre se desentendió en todos los sentidos; no los ve y no da nada de dinero. Silvia trabaja vendiendo productos de limpieza y ropa nueva, va a las ofertas dice, “nomás es lo que hago”.

 

A veces sí le alcanza para poder mantenerse y mantener a sus hijos, “cuando no hay, pues mi mamá, ella me apoya moralmente y económicamente, me dice que cuando no tenga me vaya para allá”. Indica que unas dos veces por semana ocurre que no tiene cómo darles de comer.

 

Le ha pasado dos veces encontrarse con hombres poco responsables. Platica sobre su hija, que tuvo con otro señor que también desapareció,“pero al menos la abuelita de la niña, cuando la visitamos, sí nos ayuda económicamente”, dice Silvia con algo de resignación.

 

Vuelve al tema del papá de sus hijos varones, “ahorita sé que está trabajando en Querétaro, pero de todos modos no hay ningún apoyo”. Asegura que sus hijos no dicen nada, no quieren nada de él.“Por ejemplo el más chico se fue para Querétaro y puso un negocito, pero se regresó para acá porque no quiere nada con su papá, es una persona recia de carácter y además desobligado”.

 

Al principio cuando se separó, acudió al DIF, “yo trabajaba en el Pollo Costeño, cuando fui y puse esa denuncia en DIF, él ahí llegó y dijo que no tenía trabajo, que no tenía de dónde  solventar el gasto para pasar cierta cantidad semanal, entonces lo que me pasó fue lo siguiente, cuando hablé con la licenciada, no recuerdo del nombre, me dijo que como él no podía solventar gastos ni nada, lo tenía que hacer yo”.

 

Cuenta que se sintió frustrada y molesta, “no sirvió de nada haber acudido a estas personas, cuando le debieron decir ‘sabe qué, no nos interesa cómo le haga, tiene que pasarle el gasto a sus hijos”. Eso la desanimó y no volvió a ir a esas oficinas.

Luego la citaron para tratar de resolver las cosas con diálogo, contó, “algo así de conciliación en unas oficinas por la calzada del Panteón, que íbamos a hacer una plática, para llegar a un acuerdo pero nunca se llegó nada, lo mismo que dijo en el DIF lo dijo en esa oficina”.

 

Silvia no se detiene a ver qué sucederá, sigue con su vida como lo ha hecho siempre, “yo no espero nada por parte del papá de mis hijos, y por parte del papá de mi niña, según él ha intentado acercarse a la niña pero por mis hijos no lo ha logrado hacer, ya están grandes mis hijos, el mayor que vive conmigo me dijo que sí le diría algunas cosas” a solventar gastos ni nada, no era la que estaba trabajando, yo también había trabajado vendiendo productos de limpieza y ropa nueva.

 

El Día de la Madre, Silvia y sus hijos se reúnen con su mamá y sus hermanos, hacen un convivio, es de “traje” dice, todos llevan algo.