ÁLVARO OBREGÓN, Mich., 19 de noviembre de 2014.- Peña Nieto vino y presumió sus logros. Los del Plan Michoacán.

Cumplió su décima visita y prometió que cumpliría las tres restantes. No importa que al año le resten 42 días.

“Mi compromiso con ustedes será cumplido”, ofreció a los paisanos.

También aprovechó para defender a su mujer, la ex televisa, Angélica Rivera.

Paró en seco los golpeteos lanzados.

“Yo le pedí que aclarara esta situación. Acreditó fehacientemente, con su declaración fiscal el origen de la propiedad”.

“Reconozco el valor y la entereza de mi esposa. Optó por la verdad. Por ello mi gratitud, reconocimiento y cariño”.

La defensa de la primera dama despertó una fuerte ovación.

Nunca, en la memoria del colectivo, se tuvo semejante situación.

Esa fue la nota.

El presidente dejó de lado su investidura de hombre de Estado y entró al terreno de lo personal, de su vida íntima.

Pero no era para menos. La crisis y polémica, “los memes” y las redes sociales destrozaron la imagen de Angélica Rivera.

El presidente tenía que dar la cara ante la Nación. Y así lo hizo.

Son tiempos difíciles para la casa presidencial. Lo de Ayotzinapa, el viaje a China, la presión internacional por la desaparición de los 43 normalistas, los yerros de Murillo Karam. Hay medio país incendiado.

Y luego la mansión.

Bajo este contexto, el Presidente fue más allá: el también presentará su declaración, dará a conocer a los mexicanos su situación patrimonial, su fortuna, su activo.

No hay registró que algún mandatario haya hecho lo mismo.

Hay que apaciguar a los mexicanos.

Le puso el cascabel al gato.

Varias preguntas a los funcionarios presentes, sobre sí seguirían al presidente y también harían pública sus declaraciones, comenzaron a circular.

La mayoría lo tomaron a broma.

Peña vino a poner en marcha el Centro de Acopio de Liconsa. También entregó apoyos.

Ahí, dijo que el Plan Michoacán le ha cumplido a los michoacanos, a los las pobres, principiante.

51 municipios a la Cruzada Antihambre, 450 comedores comunitarios, 23 mil familias integradas a los programas sociales, 304 mil adultos mayores con pensión, 301 mil mujeres atendidas en Próspera. Y más.

Víctor Silva, el delgado de Sedesol, sonreía, satisfecho. Lleva a cuestas la empresa gubernamental para atención a los pobres.

Se asumía que el mensaje presidencial era un reconocimiento tácito a su trabajo.

A su lado, el otro aspirante a la candidatura, Ascención Orihuela. Juntos, hombro con hombro.

Un poco más retirado, otro aspirante, el que el comisionado, Alfredo Castillo quiso construir  en una fulgurante candidatura: Adrián Huerta Leal, el de la Coparmex.

Parece que ya no le alcanzan los tiempos.

Esta vez no hubo tantas señales por parte de Peña Nieto. El presidente bajó y saludo a Orihuela y a Silva. Apretón de manos y las palmadas al lomo.

Los tiempos se acortan. Quizá en la cabalista 13a., visita, Peña Nieto ya le guiñé el ojo al bueno.

Habrá que esperar.