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ZAMORA, Mich., 17 de julio del 2014.- Posturas no sólo contrarias sino hasta radicales son las que se encontraron sobre el personaje de Rosa del Carmen Verduzco Verduzco, también conocida como Mamá Rosa. Desde el maltrato y la muerte imprudencia de menores hasta la salvación de vidas de personas que estaban hundidas en las drogas, según testimonios recogidos de “hijos” de Mamá Rosa y familiares de menores que estuvieron en el albergue La Gran Familia.
La mañana de este jueves los camiones de basura seguían en fila para continuar sacando residuos de lo que días antes todavía era el mobiliario y los insumos con que funcionaba este famoso albergue que cuenta más de un lustro de décadas de historia.
Detrás de los cordones amarillos que resguardaban el plantel, todavía rodeado de militares y policías federales se encontró a Víctor Verduzco Verduzco, legalmente hijo de Mamá Rosa, pues ella lo registró con sus apellidos cuando su madre lo dejó en el albergue cuando tenía 6 meses de nacido, y la misma suerte corrieron otros 3 de sus hermanos.
Víctor se fugó del albergue cuando tenía entre los 6 y 8 años de edad, esto durante la década de los 70, y la razón fue el maltrato y el abuso en su contra y en la de la del resto de infantes.
Los abusos iban desde los golpes con cables de cobre por no cumplir con las tareas encomendadas hasta la imposición de cuotas de trabajo o de dinero para recibir el alimento diario.
Incluso, este hijo de Mamá Rosa denunció que durante su estancia, hace más de 30 años, varios infantes murieron por el descuido de los encargados del plantel, quienes enterraron los cuerpos en la parte trasera de las instalaciones de La Gran Familia.
Cabe apuntar que este mismo jueves el gobernador michoacano, Salvador Jara Guerrero Informó que hasta el momento no se tienen reportes de hallazgos de fosas clandestinas en el inmueble.
Lidia Verduzco Verduzco, otra de estas “hijas” legales de Mamá Rosa, al contrario, participó en la marcha en apoyo a este personaje zamorano y aseveró que su vida ” no sería lo que es sino me recoge Mamá Rosa”.
Ella ingreso al albergue desde muy corta edad y salió hasta que cumplió 24 años. Dentro del la
Gran Familia, dijo, estudió desde la primaria hasta el bachillerato, este ultimo nivel con apoyo de Mamá Rosa; quien además le facilito los medios para aprender a tocar un instrumento: el saxofón tenor.
María de Jesús González Rivera tuvo dos hijos en el albergue de Mamá Rosa, contó a las afueras del edificio y a un lado de una patrulla de la Federal. Ambos hijos fueron canalizados por el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Zapopan, Jalisco a La Gran Familia a finales de los 90, pues fue el lugar que le recomendó esta institución para “salvar a mis hijos de las drogas”.
González Rivera dijo que sus hijos nunca recibieron ningún mal trato, aunque reconoció que si se les reprimía “con fuerza” cuando no acataban las reglas de la institución.
A la fecha, cinco años después de que los hermanos González abandonaron el albergue por haber terminado los estudios que se propusieron, uno de ellos trabaja como trompetista para un mariachi y el otro se desempeña como albañil.
Un taxista zamorano, que prefirió omitir su nombre, dijo haber tenido su domicilio durante más de 20 años a pocas cuadras del albergue de la Gran Familia y narro que los maltratos hacia los niños ya era un secreto a voces en la ciudad y que incluso se hizo costumbre amenazar a los niños desobedientes con mandarlos con Risita Verduzco o Mamá Rosa si es que no modificaban su comportamiento.
Agregó que todas las mañanas, al filo de las 5:00 horas, se veía desfilar a los menores, en su mayoría descalzos y todos con poca o insuficiente ropa, para ejercitarse corriendo.