MORELIA, Mich., 8 de julio de 2013.- Paradoja: los morelianos ya no dudan en organizarse para defender el agua que queda en los pozos, pero el manantial de La Mintzita y la presa de Cointzio, de los que se abastece a la capital del estado, son amenazados por asentamientos irregulares y fraccionadores.

El acuífero Morelia Queréndaro está totalmente vedado y sujeto a las disposiciones de cuatro decretos publicados en el Diario Oficial de la Federación el 13 de febrero de 1956, el 10 de febrero de 1964, el 27 de junio de 1975 y el 20 de octubre de 1987.

El abatimiento es de un metro anual promedio ya que la durante la temporada de lluvias no se logran recuperar los 193 mil 551 millones 701 mil 91 metros cúbicos que extraen los mil 249 concesionarios que hay, informó el gerente de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Oswaldo Rodríguez Gutiérrez.

El Organismo Operador de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (Ooapas) es uno de esos usuarios y cuenta con 115 pozos en el área urbana de Morelia que aportaban el 40 por ciento del agua requerida pero prácticamente están secos.

Actualmente se extraen entre 15 y 18 litros por segundo a una profundidad de 180 o 200 metros, inclusive hay pozos como el Primo Tapia, a la salida a Charo, del que se obtiene únicamente 1.5 litros por segundo a 330 metros, informó el subdirector de producción del Ooapas, Aquileo Sarmiento Suárez.

“Hace 20 años los pozos daban 30 o 35 litros por segundo a 90 metros de la superficie, pero ahora se está perforando a 400 metros y, a esas profundidades cambia la composición química del agua, lo que se extrae es H2O más otras cosas que se tendrían que remover para poderse consumir,  lo cual obligaría a hacer tratamientos que son muy costosos y no se dispone de la tecnología necesaria”.

La presa Cointzio y el manantial de La Minzita, son los afluentes superficiales principales, cada uno   aporta el 30 por ciento del agua disponible pero son amenazados por asentamientos irregulares y por fraccionadores como el ex alcalde provisional Manuel Nocetti Tiznado, según denunció del vocero del Movimiento Ciudadano en Defensa de la Loma, Moctezuma Madrigal.

El secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente del ayuntamiento moreliano, Francisco Xavier Lara Medina, negó que existan tales permisos para el ex alcalde de esta capital en la zona de La Mintzita; lo que sí reconoció son asentamientos irregulares pese a que es un área protegida, por lo que es incompatible con asentamientos urbanos.

Además, señaló, persisten insanas costumbres que, por lo menos, contaminan ese manantial que proporciona el 30 por ciento del agua que requiere la capital michoacana, como la de los lavaderos a donde acuden a lavar la ropa las mujeres de La Mintzita y la extracción del agua, directamente del manantial, por parte de los piperos.

Tales circunstancias han puesto a Morelia en el límite, coinciden los funcionarios, pero todos son cautelosos en sus declaraciones para no alarmar de manera innecesaria a los usuarios. Todos le apuestan a la conciencia de los usuarios del agua para cuidarla y evitar que el futuro catastrófico nos alcance.

Ese futuro ya nos alcanzó, Morelia es una ciudad sedienta a la que se le da agua con cuenta gotas, debido a que no tiene la infraestructura suficiente y eficiente para hacer llegar el poco líquido disponible a sus habitantes que se quejan del servicio por caro y malo.

“Tenemos varias colonias a las cuales, por horarios, les damos un poco de agua, tratamos de cubrir el área que más podemos, pero es todo el norte de la ciudad, de oriente a poniente,  lo que hace muy difícil el trabajo en el área de distribución porque tienen que decidir si antes le daba tres horas ahora le doy dos horas y media y eso, por supuesto,  trae una inconformidad tremenda y lo entendemos; sin embargo, nuestra materia prima, el agua, no la hay”, indicó Sarmiento  Suárez.

La solución para aumentar el volumen de agua no está en los pozos, por su costo,  alrededor de dos y medio millones de pesos para perforarlo y otro tanto para equiparlo corriendo el riesgo de no encontrar agua a 400 metros de profundidad, razón por la que el acuífero está vedado.

Para paliar la problemática se llevará agua de La Mintzita al norte de la ciudad, entre el oriente y poniente, donde hay un mayor déficit, a través de una red que irá por el libramiento, gracias al pago de 32 millones de pesos que el mes pasado hizo el Ooapas a la Conagua, el mínimo que debía cubrir para tener derecho a los programas federales que financiarán dicha obra que iniciará en breve.

“Cuando tenemos disponibilidad de agua en una zona, como es el caso, no tenemos la forma de llevarla a donde se requiere, por lo que no es tanto el déficit, lo que necesitamos es infraestructura y, si el crecimiento es desordenado, no estoy preparado con las redes primarias y secundarias para llevar el agua a donde no la tengo” señaló Sarmiento Suárez.

Otro esfuerzo por utilizar el agua superficial, es el intercambio de agua con industrias pero a la fecha únicamente se tiene firmado un convenio con la empresa Escribe para que, cuando se concluya la planta tratadora de Los Itzícuaros, le cambie al Ooapas los 100 litros por segundo que tiene concesionados de la presa Cointzio por agua tratada.

Con ese convenio, el Ooapas aumentará su capacidad a 730 litros por segundo ya que tiene concesionados 630 de la Presa Cointzio, para potabilizar y distribuir a la ciudad. El intercambio con empresas del oriente de la capital y los agricultores todavía no se concreta por lo que el 75 por ciento del agua residual de Morelia que se trata en la planta de Atapaneo se regresa al río Grande, en lugar de utilizarse para riego.

Y son ellos, los agricultores , los principales consumidores del agua disponible, no los industriales o los fraccionadores ya que tienen 773 concesiones y extraen 107 mil 895 millones 7 mil 44 metros cúbicos anuales, los cuales representan en el 55.74 por ciento del total que se extrae el acuífero Morelia Queréndaro.

Le siguen los 290 concesionarios para uso público urbano que extraen 46 mil 34 millones 955 mil 90 litros por segundo, 23.78 por ciento; los 63 que tienen permiso para uso industrial, con un volumen de 32 mil 390 millones 270 mil metros cúbicos, los cuales representan el 16.73 por ciento y muy por abajo el resto de los concesionarios: 64 para servicios, 2.29 por ciento, 22 domésticos, 0.65 por ciento, 17 para diferentes usos, 0.56 por ciento, 18 para uso pecuario, 0.22 y 2 para uso acuícola 0.02 por ciento, de acuerdo con datos de la Conagua.

Ante ese panorama, los funcionarios celebran movimientos como el de los vecinos de Jardines del Toreo o los de Loma Bonita, quienes se organizaron para impedir que la empresa Coca Cola y Nocetti Tiznado se acaben el agua de los pozos, situación por la que todos deberíamos estar preocupados y ocupados, indicaron.

Sin embargo, lo que se hace es poco ante la situación límite en que se encuentra la ciudad. El ayuntamiento de Morelia y el gobierno del estado tienen un proyecto a mediano plazo para fomentar la cultura de cuidar el agua, el cual se desarrollará en tres etapas y la última de ellas deberá ser realizada por las próximas administraciones tanto municipal como estatal, por lo que su realización es incierta.

El director de Protección al Medio Ambiente del ayuntamiento moreliano, Carlos Sosa Aguirre, informó que este año, con una inversión de medio millón de pesos  se construirán lavaderos comunales en la localidad de La Mintzita para que los pobladores dejen de ir a lavar su ropa al manantial.

La segunda etapa se desarrollará entre 2014 y 2015 la cual consiste en construir un libramiento de dicho poblado para que los piperos puedan cargar el agua de la toma que ya colocó el Ooapas, la cual no se usa porque los pobladores no permiten el paso de las pipas por su camino, razón por la que las cargan directamente del manantial.

La tercera etapa, cuya realización corresponderá a otras administraciones, consiste en cerrar el área protegida y hacer un parque natural en el que se fomente la cultura del uso racional del agua. Paralelamente se dialogará con los ciudadanos que se han ido asentando en la zona ante la necesidad de vivienda para ser reubicados en lugares donde no pongan en riesgo la sustentabilidad de la ciudad, indicó el funcionario.

En el caso de los agricultores lo que se requiere es apoyarlos para que tecnifiquen el riego y lo realicen por aspersión o por goteo ya que siguen haciéndolo de manera tradicional; al menos,  se necesita revestir los canales para que el líquido no se disperse o entubarlos para que no se evapore, indicó el gerente de Conagua.

Además se puede incentivar a los fraccionadores que utilicen el verdecreto, un concreto permeable que se utiliza en calles, estacionamientos, banquetas o andadores, con características y especificaciones similares a un concreto hidráulico, pero con tres grandes ventajas; mantiene los mantos acuíferos, como originalmente escurrían en la zona donde se construye; el costo es similar o más bajo que el concreto o asfalto y su duración es similar a la del concreto hidráulico.

Pero el cuidado del agua comienza en la casa, con acciones ya de todos conocidas como reportar las fugas  externas y reparar las internas, no lavar banquetas y automóviles a manguerazos, cerrar la llave del lavo al lavarse los dientes o recuperar el agua fría de la regadera en tanto sale la caliente.

Solo entre todos podemos cuidar el agua y evitar preocuparnos por  tener que irnos a otro lugar cuando falta o tener que recurrir a tecnologías que no son muy bien vistas porque consisten en devolver las aguas negras a la casa para bañarnos y cocinar, las cuales ya se están utilizando en algunos países obligados por las circunstancias.