Michoacán: SS practicó un aborto por condición de pobreza en 2023
MÉXICO, DF., 24 de febrero de 2104.- Según una nota publicada en Milenio, un año después de que empezaran a levantarse en armas las autodefensas de la Tierra Caliente, Michoacán, el mediodía del 24 de febrero de 2013, el panorama en la zona es diverso. Hay paz debido a la presencia de las tropas federales en la región: Ejército, Marina, Policía Federal y PGR. Libres del acoso y las extorsiones de Los caballeros templarios, los pobladores del área ya no tienen que pagar de más por lo que consumen o usan, sean alimentos, bebidas o artículos que no son de primera necesidad, como discos pirata o uso de máquinas tragamonedas.
La tortilla, el huevo, la carne, las bebidas alcohólicas, los cigarros y las medicinas recuperaron su precio normal. Ya no hay desabasto. Y lo más importante: la seguridad y la vida cotidiana transcurren con aparente tranquilidad. Las fiestas y los bailes en las calles han regresado. Los ayuntamientos ya no tienen que entregar el diezmo de sus presupuestos y obras, y los empleos han vuelto. Hasta la empresa privada que construye la cárcel federal de máxima seguridad en la zona, detenida por los intentos de extorsiones de los criminales, ha reanudado sus trabajos.
No obstante, hay evidencias de que algunos de los libertadores empiezan a comportarse como opresores. Conforme transcurren las semanas se ha comprobado que grupos de autodefensa cobran u obtienen ayuda monetaria de productores, como le llaman de forma eufemística al despojo de dinero. Bajo el argumento de que “el movimiento” requiere fondos limpios para no recibir ayuda de otros cárteles de la droga, y para garantizar la seguridad, empresarios de diversos sectores tienen que aportar millonarias sumas. Es el caso de aguacateros en Tancítaro, que al menos durante un año cederán 80 por ciento de sus ganancias a las autodefensas. O de los empresarios mineros de Aguililla, que si bien no dan cuatro dólares por tonelada a los narcotraficantes, sí aportan dos dólares a las autodefensas del municipio.
También empiezan a confirmarse los nexos de algunos líderes de civiles armados con los Templarios (Aguililla) o confesiones de tratos con otros criminales, como en Tepalcatepec, donde se admiten acercamientos con el cártel de Jalisco Nueva Generación, justo ahí donde intereses políticos y aparentemente delincuenciales de quienes organizaron el levantamiento armado han mantenido exiliado al presidente municipal.