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MORELIA, Mich., 26 de marzo de 2016.- Lejos de salir de vacaciones a la playa, descansar en casa o ir de paseo; familiares de los niños internados en el Hospital Infantil de Morelia mantienen una larga espera para que sus pequeños regresen a casa y dejar atrás el trago amargo que refiere estar durante todo el día expuesto al calor y al frío de la intemperie.
Un mes, tres semanas o incluso un año; es el periodo que llevan instalados afuera del nosocomio algunos de los familiares que proceden de distintas partes del estado, quienes enfrentan también la limitantes económicas que van desde pagar tres pesos para ir al baño hasta 3 mil pesos diarios para pagar medicamentos que sus hijos, sobrinos o nietos necesitan.
Una de esas tantas historias, es la de Felipa Serafín Colesio, quien lleva alrededor de dos meses y diez días instalada en el campamento a partir de que su pequeña hija recién nacida que ha tenido complicaciones para respirar y va requerir un tanque de oxigeno mientras que ella tenga la fortaleza para hacerlo por su propia cuenta.
“Desde hace dos meses y diez días he estado aquí batallando porque los doctores no me atendieron bien porque en mi parto no me atendieron bien los doctores y mi hija ha tenido unos problemas para respirar y necesita un tanque de oxigeno para poderme llevármela a la casa”.
Originaria de la comunidad de Capácuaro, municipio de Uruapan menciona que su vida ha cambiado de forma drástica a partir de la estancia hospitalaria de su hija, teniendo que trasladarse a Morelia junto con su esposo que se dedica a la carpintería.
En su desesperación, acudió a pedir ayuda para el tratamiento de su familiar al DIF, donde se gestionó el tanque necesario, sin embargo le dijeron que tendría que recurrir cada día lunes a recargarlo y si se excede de un día se le cobrarían 50 pesos.
Cerca de 34 casas de campaña puestas por voluntarios, son las que conforman este campamento, donde sus integrantes se reúnen para preparar comida para todos, algunos niños han tenido que aprender a vivir entre hospitales y casas de campaña porque sus hermanos o primos se encuentran internados en el hospital.
Felipa no se encuentra sola, ya que su tío José Serafín Calderón también tiene internada a su pequeña hija de un año, quien padece una cardiopatía, quien comentó que por la condición de ella se ha tenido que trasladar por temporadas no solo a este hospital si no a otros más; por lo que ha complicado su situación financiera ante la imposibilidad de trabajar.
“Tengo un año con ella siguiendo los hospitales, llevo con meses aquí y en Ciudad de México estuve cuatro y ya prácticamente el recurso de ha ido en comprar medicina, habemos muchas familias aquí que no tenemos para ir y venir de nuestros pueblos y por eso nos quedamos aquí”.
Esta situación, lo ha obligado a tener que vender sus bienes a fin de poder seguir pagando el tratamiento y los fármacos que requiere y cuyo costo abarca los 300 pesos por caja, las cuales se llega a requerir con frecuencia.
Durante los periodos en los que la ha tocado permanecer en el Bosque Cuauhtémoc esperando la atención médica, refirió algunas personas vienen a entregar ayuda a los familiares con apoyo que van en comida, despensa y cobijas, ya que en ocasiones el frio es bastante fuerte por la noche.
El haber donado una carriola a las personas que se mantienen en el campamento, fue el primer acercamiento que tuvo Astrid Revuelta Torres, quien se desempeña como voluntaria y ha seguido de cerca la problemática que enfrentan las familias día a día en su espera; brindando apoyo tanto moral como en especie de comida.
“Yo soy voluntaria aquí del hospital vengo los días lunes y viernes a rezar el rosario con los papás de los niños del Hospital Infantil, la mayoría de estas personas son de escasos recursos que no tienen dinero para estar pagando los 30 pesos que piden en el refugio y aquí con otros voluntarios tratamos de darles comida, estar con ellos y escucharlos, muchas veces lo que necesitan es sentirse apoyados”.
Entre las necesidades que destacó necesitan los familiares es que algunos niños requieren unidades de sangre y los donadores llegan a escasear, algunos anafres para preparar comida para que no se nadie sin comer.
Asociaciones civiles, visitan regularmente para dar comida, ropa o abrigo, sin embargo algo que se requiere es poder dar medicamentos ya que muchas enfermedades no las cubre el seguro popular y voluntarios buscan la forma de cooperar y seguir apoyando a los padres.
Desde su experiencia, el ser voluntaria le ha dado gratas experiencias para seguir apoyando y trabajar por los familiares mientras esperan regresar con bien a su casa con sus hijos sanos y salvos después de una estancia hospitalaria.
Las personas que deseen apoyar a los padres, pueden hacerlo acudiendo al campamento anexo con cualquier apoyo, pueden ponerse en contacto por la página de Facebook Hospital del Niño Morelia, Ayuda a familiares o al teléfono 4432180596 con Astrid Revuelta quien también se encuentra los lunes a las 17 horas y los viernes a partir de las 10.