MORELIA, Mich., 7 de julio de 2015.- Con la finalidad de dar a conocer algunas de las actividades que se desarrollan al interior del Centro de Readaptación Social (Cereso) David Franco Rodríguez, en Morelia, la Secretaría de Seguridad Pública realizó un recorrido por las instalaciones, específicamente en el área femenil.

Actualmente hay 110 mujeres que se encuentran purgando alguna condena por robos, homicidios y secuestros, principalmente; tras las paredes de este penal hay quienes están por razones no justificadas, según algunas de ellas, quienes aseguran que no cometieron los ilícitos por los que se les acusa.

Tal es el caso de una joven llamada Marlene Rodríguez Salgado, de 24 años, quien está por cumplir dos años en prisión acusada de secuestro, pero dice, no fue real la acusación: “Un familiar de mi esposo nos acusa de secuestro cuando pues no fue así; estoy en proceso, no hay condena aún”.

Pero Marlene vive un contraste de emociones, ya que por una parte sufre el encierro debido a la acusación, y por otro es feliz de estar cerca de su hija, una bebé a quien disfruta cada momento antes de que cumpla la edad estipulada para ser retirada del recinto penal.

“Ser madre es el regalo más grande que Dios nos puede haber mandado a las mujeres; es difícil porque al rato que salga pues le van a decir ¿no?, que ella nació en la cárcel y ay no, yo no quiero; ahorita he estado en Psicología y la verdad me ha ayudado muchísimo, ahorita me están ayudando más que nada para el desprendimiento de mi hija porque a un cierto tiempo nos la dejan aquí y sí se me va a hacer muy difícil”.

Refiere que su mayor anhelo al salir de la cárcel es trabajar y seguir su vida normalmente, aunque sabe que eso será difícil: “Quiero trabajar por mis hijas, salir adelante, tengo otra niña de tres años, quiero estar con mis papás”.

Cuentan con estancia infantil

Evelyn Trasviña, auxiliar educativa de la estancia infantil Ángeles al Vuelo, al interior del Cereso David Franco Rodríguez, destacó el papel que tiene este espacio a favor de los menores, pues representa por un tiempo una medida a favor de la relación maternal que por cuatro años pueden tenerlos con ellas.

“Los menores tienen que salir a los cuatro años, la educación que se brinda aquí es Preescolar, pero no es escolarizado, es decir, nos vamos adaptando a las necesidades que vamos detectando en los niños; el tema (del encierro) no se toca como tal aquí, es una dinámica normal, es decir, siempre se les trata a sus casas como casas, no como celdas, entonces saben que ya es hora de ir a tu casa y ya”.

En estos espacios se les procura la alimentación, se realizan actividades higiénicas, hay área médica, se monitorea el tema de las vacunas, estimulación temprana a lactantes, a los de Preescolar se promueve la lectura y los números, principalmente.

“Nosotros tratamos aquí de marcar tiempos para que ellos puedan controlar sus sentimientos; saben que tenemos una hora de desayunar, de lavar las manos, de jugar, eso de tener un horario como que les ayuda a mediar con la parte del estrés; todos los niños tienen estrés, es un cambio”.

Imparten talleres para distracción

Como una herramienta o ‘válvula de escape’ para las condiciones que se viven anímicamente dadas las condiciones en el Cereso, se ofrecen varios talleres, entre ellos, de costura, cocina, computación y música.

En el caso de costura son diferentes prendas las que las propias internas realizan, como almohadas, cojines e incluso zapato artesanal. También servilletas, mandiles y manteles. Incluso elaboran los cubrebocas que posteriormente utilizan en el propio penal o se comercializan.

Hay talleres de cocina en el que además de enseñar a elaborar platillos, se especializan en panadería, el cual es de consumo interno y sirve de distractor para los internos e internas. Además de estos espacios hay bibliotecas y centro de cómputo, donde también toman clases en línea, de acuerdo con algunos de los vigilantes del lugar.

En el de música destaca un grupo de aproximadamente 20 mujeres que gracias a su interés por aprender a tocar algún instrumento solicitaron apoyo y orientación a los compañeros del área varonil, quienes les enseñaron a tocar la batería, el piano y a cantar.