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MORELIA, Mich., 17 de agosto de 2013.- “Me salieron buenos mis zapatos de futbol”, exclamó Jesús Valencia tras haber anotado dos goles; con sus viejos tenis sólo asentaba un gol por partido, pero las zapatillas, que recién estrenó el pequeño delantero del equipo de Dos Aguas, no fueron suficientemente buenas para que su equipo llegará al final de torneo que realizó el IMSS entre jugadores de comunidades y rancherías de Apatzingán y Aguililla.
La Pulga, como acepta que le llamen sus compañeros, estudia la secundaria, para él calzar unos botines negros era un lujo que su familia no se podía dar, su padrino y un doctor tuvieron que cooperar para que días antes de visitar la capital michoacana, Jesús tuviera tiempo de adquirir los zapatos con tacos y logrará amanzarlos antes de llegar al torneo que se disputó este sábado en las canchas de Policía y Tránsito.
Al igual que Jesús, otros 96 niños de poblaciones que pertenecen a Apatzingán como son el Alcalde, Holanda, Los Hoyos y El Guayabo así como la cabecera municipal de Aguililla y de la ranchería de Dos Aguas, visitaron, la mayoría por primera vez, la capital de su estado para jugar futbol, ver el partido del equipo Monarcas y recorrer el zoológico de Morelia.
Los jugadores de los 8 equipos infantiles no sólo tienen en común vivir en zonas consideradas con elevados índices de pobreza, además se trata de un territorio en donde se han registrado choques entre grupos de la delincuencia contra el Ejército y la Policía Federal, además de ser catalogadas por las instituciones de Seguridad Pública como las poblaciones en donde presuntamente residen los bastiones sociales de las asociaciones delictivas.
“En la ranchería de Holanda existen muchas carencias y también pocos balones de futbol”, dijo Teodomiro, el centro delantero del equipo apatzinguenze, el joven de 15 años, con acento calentano, cuando se le preguntó si es complicado hacer deporte en su población responde: “pa poder hacer bien el equipo nos faltan balones, zapatos, camisas y trajiis, pa nosotros es complicado comprarlos”.
En Holanda viven cerca de 600 personas, pero cada tarde se junta una veintena de niños y adolecentes a jugar futbol en la cancha de la secundaria, que también congrega a jugadores de Hueramato y el Alcalde.
“En la cancha no la rifamos el Chiqui, La Pulga, El Pulpo, el Dani y yo”, dijo Teodomiro mientras luce el uniforme azul que tiene el logo del IMSS y hace fila para recibir de manos del capitán de Monarcas, Federico Vilar el trofeo de cuarto lugar que obtuvo su equipo.
El Alcalde, es la ranchería en donde vive Fili, él es mediocampista de un equipo que apenas logró conjuntar a 11 jugadores debido a que hay pocos niños en esa población, la mayoría de ellos se han tenido que ir a Estados Unidos o Apatzingán con sus papás, explicó el menor de 10 años, quien dice que su rancho no se ha quedado tan sólo porque otros niños, como él, se van con sus progenitores por temporadas a comunidades cercanas para trabajar en el corte de limón.
Luis, tiene 16 años de edad, es el entrenador del segundo equipo de futbol del Guayabo, él dirige un combinado de niñas y niños, quienes llamaron la atención en el campo de futbol debido a que las pequeñas, que integraban la oncena, jugaron con huaraches, botas o simplemente descalzas debido a la incomodidad de no contar con el calzado adecuado para patear el balón.
“La mayoría de los papás de estos niños se dedican al corte del Limón”, explicó Luis, y para ellos es imposible comprar un par de zapatos adicionales para jugar, pero quizá las cosas cambien debido a que está población ahora puede presumir que su primer equipo se coronó como campeón del torneo.
En la ceremonia de premiación del torneo IMSS Oportunidades, Román Acosta Rosales anunció la creación de una liga infantil para las poblaciones de la Tierra Caliente y comprometió recursos para mejorar las canchas de cada población.