Inminentes, desmantelamiento de autodefensas: José Gil
MORELIA, Mich., 21 de septiembre de 2015.-Para el periodista, José Gil Olmos, la desaparición y desmantelamiento de los grupos de autodefensa o guardias comunitarios "es inminente", por el "ruido" que representa para el gobierno perredista de Silvano Aureoles Conejo.
Pero el desmantelamiento deberé ser acompañado de la depuración de los cuerpos policiacos y de los funcionarios dedicados a la procuración de justicia y a la seguridad pública en la entidad.
Con más de 31 años de experiencia en el ejercicio periodístico, cuyo paso se consolido en las páginas de El Nacional, La Jornada y el semanario Proceso, Gil Olmos también establece que los grupos de autodefensa fueron infiltrados por el crimen organizado, dejaron de cumplir su función, por ello el relevo obligado.
Afirma que aún existen zonas de alto riesgo en la entidad y que es evidente que los reductos de los grupos criminales aún mantiene control en el eje terracalenteño que comunica a Lázaro Cárdenas.
Gil Olmos acudió al auditorio "César Nava", en la Universidad Vasco de Quiroga donde ofreció la conferencia "Periodismo de Investigación: Los Grupos Rurales en Michoacán".
Ahí, el reportero aseguró que la estrategia del gobierno federal para contener a los grupos criminales quedó a medias y alertó que el proceso de descomposición que vive la entidad será solucionado a mediano plazo, siempre y cuando existe la voluntad política del gobierno en turno.
"Michoacán se encuentra frente a una nueva oportunidad para restituir sus instituciones y replantear su estrategia en materia de seguridad. Pero tendrá que acudir a la depuración de todos sus cuerpos policiacos".
Autor del libro "Las Batallas de Michoacán", Gil Olmos prevé que el Estado regresará al sistema tradicional: la presencia del Ejército, Policía Federal, Gendarmería y los cuerpos policiacos estatales.
Ante los estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, el reportero alerta que el Cartel Jalisco Nueva Generación disputa su ingreso a la entidad, tras la caída del grupo Templario, en el que Alfredo Castillo Cervantes, excomisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral, tuvo que pactar con grupos delincuenciales locales, concretamente Los Viagras, Los H3 y la creación del G250, cuyo desacuerdo derivó en la masacre de Apatzingán a principios del año.