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MORELIA, Mich., 2 de septiembre de 2015.- El amor ya se perdió o, no nos entendimos, son frases que los católicos utilizan como argumentos para solicitar la nulidad matrimonial, un trámite que muchos evaden por doloroso aunque procesalmente no es complicado, según el vicario judicial del Tribunal Eclesiástico de la Diócesis de Morelia, Faustino Aguilar Martínez.
El derecho canónico no contempla esas frases como causas de nulidad, pero la lista de impedimentos o incapacidades para anular un matrimonio es larga y en ella se pueden encuadrar algunas causas que resultan hilarantes frente a la solemnidad que significa el sacramento del matrimonio.
“Solo por poner un ejemplo, quizá de los actos más recurrentes… Son incapaces de contraer matrimonio quienes no gozan de suficiente uso de razón. Vamos a suponer una persona que llega el día de la boda y en la víspera, sobre todo a los hombres, les hacen su despedida de soltero y llega todavía afectado por los efectos del alcohol o alguna otra substancia; su conciencia no está al 100”.
-¿Entonces sí pueden decir yo estaba borracho el día que dije que sí?
“Sí, a mí como sacerdote me ha tocado asistir a alguna celebración en la que en conciencia uno debería decirle a la persona: sabes que no te debes casar, pero entras en un juicio en el que no sabes si en atención a la novia, en atención a los invitados, en atención a qué y continuas con la celebración, pero en conciencia uno debería decirles y hacer caer en conciencia de que es preferible que no te cases porque esto no va a funcionar porque esta persona no está en condiciones de contraer matrimonio.
“Hay otros casos como el de la simulación, las personas quieren, por ejemplo, la ceremonia, la fiesta pero no se quieren comprometer. Actualmente hay una simulación porque van con la conciencia de que si no funciona nos separamos y entonces ya no están percibiendo el sacramento del matrimonio como una realidad para toda la vida; obvio, esto tiene que demostrarse de manera jurídica, objetivamente, para poder dictar una sentencia de nulidad.
El presbítero y licenciado en derecho canónico informó que cada año en ese tribunal se reciben, en promedio, 180 solicitudes de estudio de nulidad del matrimonio de parte de fieles que, por alguna circunstancia, fracasaron en su matrimonio aunque sólo alrededor de 30 se concretan, pese a que cuando se solicita las personas ya iniciaron una nueva relación familiar.
Al desconocerse cuántos matrimonios religiosos se realizan al año en la Diócesis de Morelia, no se puede saber con certeza si las nulidades concedidas son muchas o pocas, pero Aguilar Martínez estimó que anualmente se celebran unas dos mil bodas, lo que significa que, al menos, 9 por ciento de los matrimonios religiosos “fracasan”.
“Son muchas dadas las circunstancias sociales en que vivimos por distintos factores que van desde la formación humana, la formación cristiana, las diversas situaciones que les toca vivir en la infancia o en la juventud, aunado a que actualmente muchos jóvenes acceden al matrimonio sin preparación, sin formación, incluso sin vocación”.
Desde su punto de vista, la gran mayoría lo toma como un acontecimiento de tradición y por lo tanto se percibe como una realidad a la que todo mundo puede acceder y, desde la perspectiva cristiana y católica, como una tradición, una gran mayoría de fieles lo tiene como parte fundamental de su vida de fe.
Así, Aguilar Martínez define el matrimonio como un bien común, un derecho natural y divino y, por lo tanto la iglesia tiene la obligación de custodiar, proteger y facilitar el acceso a este bien común a todos los fieles cristianos, pero si alguno tiene duda sobre la validez del sacramento tiene derecho a solicitar el estudio de nulidad.
Desde esa perspectiva sostuvo que para la Iglesia Católica no existe posibilidad alguna de que las parejas gay puedan contraer matrimonio.
“Como cristianos y católicos respetamos las actitudes de los fieles cristianos que tengan esas inclinaciones o preferencias… para nosotros el matrimonio como derecho natural, como derecho divino, como está en las sagradas escrituras y tal como se vive en todas las cultural, el matrimonio es una relación interpersonal entre un hombre y una mujer con el objetivo de mutuamente establecer una relación de familia, lo cual implica ayudarse a realizarse, ser felices, pero también formar una familia donde los hijos forman parte del proyecto de vida”, indicó.