Registra México más de 361 mil robos en la vía pública en sexenio de AMLO
MORELIA, Mich., 24 de diciembre de 2013.- Mientras algunas familias piensan cuánto gastarán en el intercambio de regalos navideños y hacen compras de pánico corriendo de un centro comercial a otro; otras más cuentan uno a uno los pesos para al menos cenar algo diferente a lo acostumbrado.
En casas de cartón junto a las vías del tren se arrinconan para protegerse del frío y encienden fogatas donde una olla de pozole alcanzará para compartir con el vecindario.
Ahí en un pequeño espacio entre láminas vive Amelia Lucio Cermeño quien cooperó con lo que pudo para la cena que compartirá con al menos 40 vecinos que enfrentan una situación semejante.
A Amelia la vida la ha golpeado duro, este año será distinto, su esposo está en cama tras ser diagnosticado con cáncer y sin dinero para atenderlo sólo esperarán su partida porque no hay recursos para pagar un doctor que lo supervise, además de eso cuenta con una hija que padece de epilepsia a quienes da de comer con apenas mil pesos que de vez en cuando le manda otra hija que radica en Estados Unidos.
“El año pasado mi esposo me acompañó pero este año quizás no, está malo, tiene cáncer, no recibe atención, le manda un dinerito su hija, los mil pesos no me alcanzan para sus alimentos y lo que él ocupa, yo creo Diosito lo quiere recoger, está acostadito; tengo otra muchacha mala le pegan ataques, tengo dos hijos más pero el casado no me visita porque la señora no lo deja y el otro soltero vive muy lejos, por la aviación de los aviones…”.
Narra que no puede salir a trabajar para no desatender a su marido y su hija; sin embargo a ritmo de canciones de Cornelio Reyna que se escuchan en todo el vecindario, Amelia trata de darle un sentido positivo a su vida “tengo mi grabadorcita la que toco siempre por ahi, a mi me gusta puro caseette de Cornelio Reyna, es que no toca disco puro caseette chiquito, me alegra el rato, mi vecina Carmen me dice que estoy bien alegre y le digo que qué gano con agüitarme, con darme tristeza, no puedo y otra es que se me baja mucho la presión porque en cualquier rato me dijeron que ahí quedo, me dijeron si no se muere su enfermo ahí queda usted, yo le doy salida y le echo ganas a mi cuerpo porque si no me acabo…”.
A unos cuantos metros se encuentra Don Natalio Hernández Jacobo quien espera también una Navidad triste y con frío, quien se alojó en este lugar cuando no tuvo para pagar una renta más “aquí con la voluntad del tiempo y licencia que nos dé para convivir con la familia, vivimos en un lugar pobre no tenemos dónde vivir, no tenemos casa, no tenemos nada, aquí nos prestaron los de la vía y es que estamos aquí”.
Don Natalio vive con varias hijas y entenadas como les llamó, por lo que gran parte de su familia se encuentra en la misma situación, “a mis años ya no trabajo, hago lo que Dios nos da licencia, por ahípepenando pa’ los botecitos, no falta, eso sí muy honrado, a nadie le agarro nada, si tengo hambre prefiero pedir un taco”.
Con todo y su nostalgia, les alcanzó para compartir un pozole con sus nietos para celebrar la cena de navidad.
Ahí también se encontraba trabajando José Luis Rodríguez, que aunque es maestro de profesión, le tiene que hacer a la mecánica para poder obtener más recursos y lamentando la vida coincide que será una triste navidad, “planes en sí no hay nada la situación económica está muy difícil, tenemos problemas graves, de familia somos cuatro, pero tantos impuestos, las alzas de precios es fuera de lo que es normal, la situación no alcanza, pero por lo menos estar juntos es lo único que queda, no hay mucho que festejar, es un día como cualquiera, se espera un año difícil y los hijos con la tecnología mal usada ya no quieren estar con la familia se quieren pasar en sus ambientes y hay mucha basura dentro de los sistemas”, lamentó.