Sólo han solicitado 2 espacios para operar como estacionamiento en el FMO
MORELIA, Mich., 8 de agosto de 2014.- Ana María González Robles trabajó durante 24 años en el ayuntamiento moreliano, hasta que las secuelas de un accidente la incapacitaron y el dirigente sindical, Jorge Molina Bazán decidió “pensionarla” para apoderarse de su plaza.
A pesar de que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) le había extendido una incapacidad laboral que vencía el 6 de mayo del año pasado, el secretario general del Sindicato de Empleados Municipales, Administrativos y Conexos de Morelia (SEMACM) decidió darla de baja un mes antes.
A partir de ese momento Ana María perdió todo: sus ingresos, porque su salario como pensionada del ayuntamiento se redujo a 2 mil pesos; su plaza y el Seguro Social donde iba a ser intervenida quirúrgicamente y llevaba su tratamiento, además de la posibilidad de jubilarse llegado el momento, para el que le hacían falta 3 años para retirarse por edad.
Desesperada pidió ayuda al presidente municipal, Wilfrido Lázaro Medina quien se comprometió a apoyarla con el pago el seguro social voluntario, 7 mil pesos anuales, para que pudiera continuar su tratamiento y cumplir los 60 años para poder jubilarse.
Tuvo dar muchas vueltas y soportar hasta groserías de parte de funcionarios menores del municipio para que le entregaran el apoyo comprometido por el alcalde, pero pudo pagar la anualidad que vence el próximo 15 de agosto de 2014 y, de nueva cuenta la traen entre vueltas y humillaciones.
Ana María se angustia solo de pensar que de no conseguir los 7 mil pesos para pagar la anualidad puede perder las citas que tiene programadas, para el 18 de septiembre con el traumatólogo y para el 17 de octubre con el urólogo, porque tendrían que pasar muchos meses más para poder recibir la atención médica especializada que requiere.
Además, a causa de 4 hernias en la columna vertebral se mueve en una silla de rueda, pero así llegó a la redacción de Quadratín para denunciar las irregularidades de su situación laboral ya que, asegura, a la fecha no ha firmado documento alguno.
Ella no quiere perder su plaza, tampoco que la pensionen, quiere una recategorización que le permita seguir contribuyendo al ingreso familiar ya que su esposo es albañil y sus percepciones tienen altibajos y ambos tienen una hija con leucemia, en cuyo tratamiento se va la mayor parte de los ingresos.
“Mi puesto es de capturista y aunque esté en una silla de ruedas puedo hacer mi trabajo, veo bien y no tengo ningún problema en las manos, mi mal está en la columna, pero el dirigente sindical me ve y me dice que cómo voy a trabajar así, que no puedo, aunque al menos hay otra compañera, también en silla de ruedas, que ha demostrado que si puede con el trabajo”, señaló González Robles.