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SANTA CLARA DEL COBRE, 17 de agosto de 2014.- La artesanía de cobre martillado entró ya en proceso de extinción ante la proliferación de fábricas en las que se elaboran las planchas que se utilizan en la elaboración de piezas si no en serie tampoco a base del maqueo, la técnica heredada por Tata Vasco.
Actualmente ya solo quedan 4 talleres familiares, en los que trabajan de 4 a 6 personas, en cada uno, que todavía funden el cobre a ras del suelo con carbón de encino y a puro golpe de marro de vuelo o candonga van dando forma a cazos, charolas, floreros, jarrones o cazuelas, según José Luis Hernández, maestro artesano que este año obtuvo el Galardón Nacional del Concurso de Cobre Martillado.
Él pertenece a una de esas familias que sobreviven de la elaboración de esas piezas artesanales porque la ganancia es raquítica, considerando que el kilogramo de desperdicio de cobre oscila entre los 85 y los 100 pesos por kilogramo y la mano de obra la cobran en 55 pesos por cada kilo trabajado y requieren de una semana de trabajo para elaborar, por ejemplo, un cazo para freír carnitas.
Pero hay alrededor de otros 30 talleres en los que también se elaboran piezas sólo que con tejos o láminas de las elaboradas con martinete hidráulico en las fábricas y que son unidas con soplete por lo que ya no se trata de una labor artesanal sino de obreros.
Sin embargo, el maestro artesano considera que esas empresas tienen su lado positivo porque generan empleo, entre 40 y 60 personas y los salarios no son tan malos, alrededor de mil 200 pesos semanales.
Además dijo que los dueños de las 8 fábricas que hay en la localidad son de gente de aquí y son los que exportan piezas como lavabos o tarjas a muy buen precio, no como los que se fijan a las piezas artesanales que, además, tienen poca demanda porque son más gruesas debido a que con el martillo no pueden hacer láminas muy delgadas.
Poco antes de recibir el Galardón Nacional, incluida una medalla de oro, 20 mil pesos y un pergamino, el maestro artesano se ofreció como guía de la reportera por el museo, donde explicó que las diferencias principales entre una pieza artesanal y una de fabrica es el peso y el sonido ya que entre más delgada es la lámina de cobre más fino es el sonido y entre más gruesa es, el sonido que se produce es grave y seco.