Emite Morelia alerta vial por el cierre temporal en la calle Valladolid
MORELIA, Mich., 15 de febrero de 2016.- Los peregrinos no han llegado y los 535 comerciantes autorizados para vender alimentos en el área de campamentos en el deportivo Cuauhtémoc comienzan a desesperar, porque la comida no aguanta mucho tiempo y menos sin refrigeración.
A las 13 horas de este lunes no había llegado un solo peregrino de los 180 mil que se esperaba arribaran dos o tres previos a la visita del Papa Francisco a esa área habilitada por el ayuntamiento capitalino para las personas que no alcanzaron a reservar una habitación o carecen de los recursos económicos para hacerlo.
Los comerciantes autorizados para la vendimia llegaron desde el sábado y hasta esta tarde no habían vendido nada y conforme pasan las horas se desaniman más porque saben que aún cuando los peregrinos lleguen por la tarde o noche ya no van a ir a acampar, van a llegar directo a apartar lugar sobre las calles por donde pasará el Papa.
La desesperanza se ve en sus rostros, unos están angustiados porque no van a poder pagar los préstamos que pidieron para surtirse; otros están pensando en donar sus productos a las familias con pacientes en los hospitales públicos; algunos la forma en que reciclarán sus productos.
Varios llegaron, pero optaron por no instalar sus puestos, como Cruz Antonio quien pensaba vender tacos de canasta, al pastor, chorizo y bistec, pero ahí está mascullando cómo va a pagar a los empleados que contrató para ayudarle, 200 a cada uno.
Puras pérdidas, dijo con resignación, porque cerró su puesto para poder ofrecer sus servicios a los fieles católicos que creyó iban a llegar a ver al obispo de Roma porque así se lo dijeron las autoridades que anduvieron buscándolos para que se instalaran en las canchas de Policía y Tránsito, como se conoce la unidad deportiva Cuauhtémoc.
A Marielena, vendedora de frutas lo que más le puede es la “friega” que se llevó ayer para transportar sus productos y levantar el puesto. Observa la fruta que no picó en lo que zaca fuerza para levantar el “changarro” y regresar a su casa.
El desaliento de Jorge es mayor porque se le ocurrió preparar lonches con un sándwich, un jugo de caja, una naranja y una galleta dulce y no vendió ninguno de los mil 500 que preparó. Ya preparados y empacados no tiene más opción que regalarlos.
Otras mujeres que pretendían vender tortas de mole, piensan en reciclar los 300 bolillos que mandaron hacer en capirotada para los viernes de cuaresma y el mole se lo van a comer aunque sea en vigilia.
Algunos de los oferentes plantean la posibilidad de que el ayuntamiento los reubique y les permita estar cerca de la ruta del Papa, donde habrá gente que, a la pasada pueden adquirir los productos que venden: tacos, pozole, carnitas, tamales.
Son pocos los comerciantes de productos no perecederos pero que a partir del miércoles sólo serán un mal recuerdo, camisetas y tazas con la imagen del obispo de Roma, banderolas de El Vaticano, rosarios y crucifijos que pudieron adquirir los peregrinos que no llegaron.