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MORELIA, Mich., 13 de febrero de 2015.- Antes eran “tecatos”, “arpones”. Ahora son panaderos, empresarios.
Tienen un profundo cambio de personalidad. La fe en Dios, en ellos mismo, ejecutó el cambio.
Son chavalos del centro de readaptación CVida, institución que dirige el matrimonio conformado por Rubén Pérez y su esposa, Lorena Corro.
Ya van 8 años de trabajo y los primeros frutos ya se sienten, se sopesan, se palpan.
Gracias a la habilidad para la gestión y a la concreción de proyectos, CVida logró adjudicarse recursos del programa de INAES, organismo federal para el impulso de proyectos de corte social, y lograron la creación de una panadería.
Formalmente, la panadería “Pan de Vida”, inició operaciones el pasado 11 de febrero.
Fue una inauguración modesta, pero con mucho amor, apenas acompañada por un puñado de funcionarios y familiares.
Pero hoy la nota no son los funcionarios; la nota son los cinco jóvenes empresarios, otrohora en las garras del vicio.
“Recibimos la capacitación hace pocos meses y ahora ya tenemos nuestro primer producto”, señala Alberto Antonio García, joven de 27 años, quien encabeza el proyecto.
¿Qué decir ahora que ya se encuentran en una nueva etapa de su vida?, se les pregunta.
“Dios, siempre Dios. La fe en él y en que sí hay una salida al final del túnel”, refiere.
Antonio recuerda cuando andaba “en el avión”. “Era pura heroína”, dice el chavo, que ahora gracias a la tenacidad, concluyó sus estudios secundarios, preparatorios y ya pisa la Universidad, la Michoacana. “Heroína”, nombre paradójico para el último eslabón en la cadena del vicio.
Según el Informe Mundial Sobre Uso de Drogas 2014, el planeta registró 183 mil muertes por abuso en drogas inyectadas.
De acuerdo a la estadísticas, un 23 por ciento de quienes han consumido heroína, logran desarrollar una fuerte adicción.
CVida tiene dos centros, ambos por la zona de San Juanito Itzicuaro, donde actualmente 60 hombres y 30 mujeres, de edad variada, luchan día a día contra las adicciones.
El modelo es totalmente distinto, dice Rubén Pérez. “Esto no es un anexo. Aquí no se golpea ni se humilla. Se alimenta el espíritu y se les apoya en un esquema sicológico integral, con todo y su familia”.
Van por un tercero. Ahora en Tirio, rumbo a Umécuaro.
Ahí, un terreno de unas cuatro hectáreas ya cuenta con la obra negra para ampliar el proyecto.
Aquí es más integral. Ya están los estanques para el cultivo de trucha. Falta concluirlos bien, en forma. También se trabaja para el criadero de conejos, de codornices, la fábrica de composta. Le van a pegar a todo.
Pero la joya de la corona es sin lugar a dudas: Pan de Vida.
Los cinco jóvenes presentan orgullos el producto: conchas, empanadas, un tipo virote.
¿Y ahora qué sigue? Ya está el producto. Y Luego?, las insisto.
Sergio García, también ex adicto es “vivo”. Ya tiene todo en mente. Habla el lenguaje del empresario.
“Tenemos pensado abrir el mercado de manera inicial en esta zona. Posteriormente fijar puntos de venta en la carretera y paraderos y comunidades vecinas”.
Pero no para ahí, piensa en brindar suministro a tienditas y a las de autoservicio.
“Tenemos proyecto de calidad”, dice confiado.
Y así es. El Pan de Vida cumple los estándares de calidad e higiene. Se usan productos de primera calidad en la pequeña panadería que tiene un horno, la batidora, mesas, charolas y moldes. Todo nuevo.
Al proyecto se suman Enrique Madrigal, Raúl Linares y Ricardo Lomelí.
Pan de Vida proyecta elaborar en el corto plazo hasta 2 mil piezas de pan dulce.
Todo la ganancia será reinvertida y se espera que en breve el proyecto crezca a los otros centros.
Los que iniciaron tendrán la obligación de enseñar a quienes les siguen.
El proyecto CVida ya se instala en Guanajuato. Su éxito así lo amerita.
Gente de la Secretaria de Gobernación, encabezados por Eunice Rendón, afirman que de cuajar al 100 por ciento CVida, será el piloto para aplicarlo a nivel nacional.
Aquí converger todas las instancias gubernamentales.
Ese sí podría ser un círculo virtuoso.